Artes de Entrenamiento...

- - - - - " En la actualidad Respuesta Existencial, es una propuesta de acompañamiento desde la logoterapia, en forma personalizada para descubrir tu sentido vital. La educación de la Conciencia, a través de la Acción, es un proceso que sostenemos para pequeños grupos, en ámbitos educativos, o laborales. En cada acción, ofrecemos una respuesta al mundo. Somos llamados a responder desde nuestra existencia. La práctica engendra el autoconocimiento y el desarrollo del liderazgo. Promovemos una sociedad sin espíritu de provecho, basada en la “Sabiduría de la no dualidad”....Armónica, ética, íntegra y comprometida con la comunidad global." - - - - -

domingo, 9 de noviembre de 2014

¿Un modelo común o un sentido común?

Hace unos días tuve la oportunidad de analizar la pelìcula cadena de favores, (Pay it Forward), donde un niño de 11 años, impulsado por un maestro, apelando a su consciecia le pregunta.. -El mundo espera algo de ti, espera una respuesta, ¿que tienes para mejorarlo?. Luego; este artículo me encaminó al de Rudolph Allers, (psiquiatra vienés nacido en 1883), sobre la consciencia que completo mi mirada sobre la educación y liderazgo de hoy del cual tomo las ideas sobre la sobreadaptación.

Existe hoy una fuerte tendencia a considerar anómalas, y consecuentemente requiriendo tratamiento, ciertas experiencias que pueden algunas veces tan sólo parecer anómalas, cuando son en realidad expresión de ciertos rasgos generales de la situación humana. 
Cadena de favores, (año 2.000)
Parece ser universalmente aceptada la noción de que normalidad y adaptación son una misma y única cosa; en otras palabras, estar adaptado es el mismísimo criterio de salud mental. Esta es una visión unilateral y muy peligrosa. Es peligrosa porque no considera situaciones o condiciones a las cuales se supone que una persona se deba adaptar. Ella se vuelve así, víctima del grupo que, sólo tolera una "diversidad marginal". 
Por lo general se asume, como si fuera evidente, que ser "diferente", no conformarse con el modelo del grupo, es ipso facto indicativo de algún disturbio o inadecuación mental. 
El hombre moderno, tiende a ser "dirigido desde afuera", a tomar de los demás sus ideas sobre cómo vivir, cómo comportarse, qué anhelar. 
El hombre moderno se rehúsa a hacer caso del antiguo adagio: "Sé lo que eres", y, en cambio, hace un enorme esfuerzo por ser exactamente como los demás. La recompensa es la aceptación por el grupo y el reconocimiento social, mientras que el intento de desarrollar lo que A. Maslow llama una "personalidad auto-actualizante" conlleva muy frecuentemente conflicto con el grupo y algunas veces ostracismo de parte de éste. Este es un precio demasiado alto para muchos; "ser uno mismo" en este sentido exige más fuerza y más coraje que lo que la mayoría de las personas tiene o cree que tiene.
Atrévete a Ser tú mismo!!
Si es verdad que la desadaptación es con frecuencia señal de algún tipo de disturbio mental o el efecto de tendencias "reprimidas", es también verdad que la actitud opuestala de adaptación a cualquier costo— puede causar serios problemas, pues es verdad que no sólo aquellas tendencias incompatibles con el código moral generalmente aceptado son relegadas al inconsciente
El nivelar la individualidad a un modelo común, (y no aùn sentido común, que es lo opuesto*) puede tener consecuencias desastrosas. En efecto, muchos de los así llamados bien adaptados, personalidades bien rodeadas, deben ser llamados con justicia insanos. 
Y ocurre, no con poca frecuencia, que esta insania oculta irrumpa repentinamente de una manera trágica y catastrófica...
Tal individuo en apariencia "bien adaptado, bien rodeado" puede cometer muy inesperadamente un acto extraño y poco razonable; puede sufrir una "crisis nerviosa", dejar su familia y desaparecer. Leemos una y otra vez sobre esa conducta; en la mayoría de los casos, ocurre con hombres que viven en una posición segura, que han tenido éxito y gozan de la aprobación de sus compañeros. 
Tienen mediana edad y son considerados por sí mismos y por los demás perfectamente "normales". Pero han llegado a un punto en el que la vida ya no promete nuevas cosas; han logrado lo que se propusieron lograr. Y ahora la vida ha perdido el sentido. No hay ya metas por delante. Todo lo que los espera es la monótona repetición del único y mismo modelo de existencia.
Frente a esta situación, algunos se resignan y siguen como siempre, tan sólo para existir más como autómatas que como personas vivientes. Otros reaccionan volviéndose neuróticos; "escapan hacia la enfermedad", como dicen los psiquiatras. Pero algunos encuentran el coraje para romper con su pasado y empezar nuevamente. 
Su comportamiento, entonces, con no poca frecuencia bordea lo inmoral o pasas sus límites. Revelan a menudo una total indiferencia frente a los que de él dependen. Del ángulo de la psicología, sin embargo, su comportamiento es comprensible.
Pero resignación, neurosis, fuga, no son otra cosa que el precio que se debe pagar por el anhelo, demasiado difícil de alcanzar, de conformarse, acceder a las exigencias de un entorno tiránico. No se tendría que pagar el precio si la persona entendiera suficientemente lo que está haciendo y encontrara la fuerza interior para ser o volverse lo que realmente es.
Los factores que han conducido a esta tan indeseable situación son demasiados para abarcar en un breve análisis. Podemos, sin embargo, mencionar dos de ellos.
Recortando la individualidad
Uno es esta identificación equivocada del modo de vida democrático con el igualitarismo. Se ha llegado a creer que la idea de democracia equivale a la eliminación de diferencias personales. 
El segundo factor es la idolatría de la comodidad. No que la comodidad no sea un bien a ser buscado; sino que es, al fin y al cabo, un bien de menor rango. La búsqueda de la comodidad se ha vuelto un peligro real cuando se extiende más allá del ámbito externo de la vida, de tal modo que todo lo "incómodo" se presenta no sólo como algo a ser evitado, sino como indicativo de algún tipo de defecto.
Los conflictos interiores, así como los conflictos con los compañeros, se consideran ahora "anómalos"; son vistos más o menos como "síntomas" y, por lo tanto, necesitados de tratamiento. El hombre de hoy es extremamente intolerante a los conflictos, dificultades y problemas. Cree que aparentemente su vida personal debe permitir un arreglo comparable al que la tecnología logra con la materia. Una expresión característica de esta mentalidad es la existencia de una voluminosa literatura sobre "cómo" hacer esto o aquello.
Es inevitable al hombre vivir su tríada trágica que se compone de (1) sufrimientos, (2) culpa y (3) muerte. Ninguno de nosotros puede evitar el encuentro con el sufrimiento ineludible, con la culpa inexcusable y con la muerte inevadible. (Viktor Frankl), pero al no ser no podemos enfrentar esta situación. 
Debido a que en el "consciencia", se encuentran todas las posibilidades del individuo, que nos hace diferentes a otros, no mejores, sí diferentes individuos.

*Lo opuesto a un "modelo" común es compatir en un grupo el "sentido" común, que los lleva como su valor a lograr un sentido en un otro o una causa, (que siempre tiene un bien en sí, y un bien para mí.-

lunes, 29 de septiembre de 2014

Seminario de Kyudo

SÁBADO 11 de OCTUBRE 09:15hs.
Seminario introductorio de Kyudo 
09:30 a 14:00hs.
1º Teoría y 2º Práctica
El seminario incluye ceremonial y etiqueta
dirección de contacto: luisfalcone@yahoo.com.ar
Informes e inscripciónn con antelación vía correo electronico 
o al 011- 15-6545-8300
Lugar: Círculo de Suboficiales de la Fuerza Aérea 
Av. Lugones y Sarmiento CABA. 
(Ingreso por Av. Lugones, estacionamiento cubierto)

domingo, 15 de junio de 2014

"Takamori" Cristianismo de alma Japonesa.

Antes de comenzar a escribir sobre el eremitorio (de Ermita y Ermitaño) de Takamori (Aso District, Kumamoto, Japón) tengo que confesar que no es una tarea fácil pues sé que me reflejará a mi misma en lo que diga del eremitorio. Pero así ocurre con todo en Takamori. Si vienes con angustia, te sentirás enfrentado con ella; si con algo viciado, eso se te aparecerá ante los ojos. Es especialmente en el silencio insondable de la capilla donde no podrás ocultar nada. Sentirás que Dios con su luz y sus sombras, te va abrazando cada vez mas fuerte tal como eres. Esta es la fuerza de Takamori.
Oshida. Un Padre Zen.

Cuando el Padre Oshida Shigeto (sacerdote dominico) comenzó a vivir una vida ascética en absoluta pobreza encontró que se sentía perteneciendo a un círculo de personas. Eso fue cuando estaba ingresado en el hospital bajo tratamiento médico.
Hablando de esta época el solía decir “Silbando y con las manos en los bolsillos, sólo tratábamos de alejarnos del propio ego” “No planeábamos formar una comunidad ni inventar una nueva forma de Vida Religiosa. No hubo nada de artificial” Para que el trabajo de la “Mano de Dios” pueda ser visto con claridad, el hombre ha de renunciar a su ego. Así comenzó la trayectoria del eremitorio de Takamori, en un continuo diálogo con la “Mano de Dios”.
Lo primero que sorprende al visitante es una hermosa vista de casas de estilo japonés con tejado de caña y los campos de arroz haciendo claros en el bosque. Es incomparable la hermosura del campo de arroz con algunas personas reunidas y trabajando. El P.Oshida trabajaba con nosotros y nos decía continuamente “Mientras trabajáis tenéis que sentir que el trabajo se va filtrando en vuestro cuerpo
La cabaña principal es encantadora. La construimos entre todos usando madera que había sido utilizada en otras construcciones y uno puede sentir que es un espacio de comunión maravilloso.
Subiendo la cuesta y detrás de la cruz de madera, hay una cabaña japonesa del té en el centro de una arboleda. Es la capilla. Con su silencio profundo, la luz pura y los susurros de misericordia, es el centro del eremitorio de Takamori. Todo es armonioso dentro de la capilla. La ventana con cañas insertadas, el lustre negro en las paredes por tantos años de encender fuego durante el ofertorio, la estera de paja trenzada, la vieja alfombra que tejió la hermana con tiras sacadas de kimonos usados, la tabla de una pieza que sirve de altar, el cáliz de cerámica japonesa... Es de una belleza que surge del interior de su armonía. Su vibración no engaña y es abrumador el peso de la satisfacción espiritual y de la libertad que se va sintiendo. 
Teachings of Shigeto Oshida.
La pobreza será la segunda cosa que sorprenda al nuevo visitante. No hay aire acondicionado, ni televisión, ni cafetera eléctrica, ni servicio con agua corriente. Solo hay una estufa de leña en la cabaña principal para combatir el frío del invierno. Cuando vas a dormir y te metes entre esas sábanas tan frías solo tendrás una bolsa de agua caliente para tonificarte. Así sería el estilo de vida en los años cincuenta. Pero es así como se entra en contacto directo con la Naturaleza. La piel te enseña que formas parte de la naturaleza y poco a poco se siente uno en el centro de la existencia. Los que viven permanente en el eremitorio puede estar terriblemente ocupados trabajando pero no se ve a nadie irritado. La respiración es profunda y tranquila y por ella no se pierde la armonía.
El arroz de Takamori es delicioso. Es una especie de arroz resistente al frío que crece rápido. Cultivar arroz a más de 1000 metros de altura en zona montañosa es un trabajo laborioso. Tener cuidado de que el frío no acabe con la pequeña planta de arroz, trasplantarlo con una oración en los labios, vigilar continuamente el nivel del agua, quitar el forraje cuando más calor hace, protegerlo de los insectos, cosecharlo, trillarlo, beldarlo, y al final la ceremonia de ofrecimiento y acción de gracias. Realmente es un largo proceso pero en ese proceso nuestras angustias y males van quedando en los campos y quedan absorbidos por el trabajo agrícola y por la madre naturaleza. Takamori tiene el poder de realizar ese proceso de absorción.
Rezamos una hora por la mañana y otra por la tarde. Como aprendimos del Padre Oshida, nos sentamos del modo Zen y escuchamos la lectura bíblica, rezamos el Padre Nuestro y entonamos salmos. Mientras estamos sentados del modo Zen la capilla se llena de silencio, ese silencio se va infiltrando en el cuerpo y todo se vuelve transparente y claro. Entonces, unidos en una misma respiración cantamos salmos. El cántico se eleva de un único aliento.. Allí, el propio ego desaparece para dar nacimiento a una nueva palabra la cual va desapareciendo poco a poco también. En estos momentos aparece la respiración de Creación se combina con la nuestra. Sus gemidos y dolores se trasforman en una voz silenciosa va se va acallando gradualmente. El Padre Oshida solía decir "La oración emerge de la respiración". Así es la oración de Takamori. En la parte posterior de la capilla hay una arboleda conmemorativa de las victimas de la guerra. Con el esfuerzo de todos se fueron levantando troncos conmemorativos. En el centro hay un tronco con la siguiente inscripción “Os contemplo erguido. No desapareceréis en un mar infinito de lágrimas”. Cada tronco recuerda a unas víctimas. Takamori se ha convertido en un lugar donde personas de distintas religiones, incluso sin religión, se sentirán acogidas. Por encima de sus diferencias religiosas las personas pueden llegar a un encuentro cuando están viviendo algo crucial.
Un sincero espíritu Cristiano y Japonés.

No podemos definir Takamori como un lugar de intercambio de espiritualidades o un lugar de unificación del cristianismo y budismo, ni tampoco como un lugar de inculturación cristiana. En cambio podemos decir que Takamori es como una atmósfera donde personas en necesidad pueden encontrar respuesta a sus necesidades. Podemos decir que es como una bendición para personas que en su indigencia encuentran el sentido de una pobreza iluminada. Podemos decir que es como una oración que se va profundizando en por el trabajo en los campos con sus alegrías y su cansancio. Alguien podría decir “¿es esto realmente cristiano?” Pero esta pregunta le devolverá la pregunta ¿En qué cristianismo hablas? 
Hay aquí un sincero espíritu cristiano y japonés. Takamori se parece al manantial (se llama Koizumi) que está al final de la loma. De ahí brota una corriente subterránea del cristianismo y de alma japonesa. Takamori es un afluente incuestionable del río de la vida.
En estos últimos 30 años, Japón ha sido invadido por el racionalismo, la sistematización, la programación y el control sistemático. Es un milagro que una vida de oración en pobreza se haya podido mantener en este país. La oración y la espiritualidad nacen cuando el propio vivir es una apuesta por la vida. El eremitorio de Takamori es un testimonio concreto. I, CH., Fuente: http://www.dominicos.telcris.com/ El Padre Oshida falleció en el emeritorio de Takamori el 6 de Noviembre de 2003.

martes, 20 de mayo de 2014

Un Manual de Meditación.

Un cierto emperador pensó un día que si se conociera la respuesta a las siguientes tres preguntas, nunca fallaría en ninguna cuestión. Las tres preguntas eran:
  • ¿Cuál es el momento más oportuno para hacer cada cosa?
  • ¿Cuál es la gente más importante con la que trabajar?
  • ¿Cuál es la cosa más importante para hacer en todo momento?
El emperador publicó un edicto a través de todo su reino anunciando que cualquiera que pudiera responder a estas tres preguntas recibiría una gran recompensa, y muchos de los que leyeron el edicto emprendieron el camino al palacio; cada uno llevaba una respuesta diferente al emperador.
Como respuesta a la primera pregunta, una persona le aconsejó proyectar minuciosamente su tiempo, consagrando cada hora, cada día, cada mes y cada año a ciertas tareas y seguir el programa al pie de la letra. Otra persona le dijo que era imposible planear de antemano y que el emperador debería desechar toda distracción inútil y permanecer atento a todo para saber qué hacer en todo momento. Alguien insistió en que el emperador, por sí mismo, nunca podría esperar tener la previsión y competencia necesaria para decidir cada momento cuándo hacer cada cosa y que lo que realmente necesitaba era establecer un “Consejo de Sabios” y actuar conforme a su consejo. Alguien afirmó que ciertas materias exigen una decisión inmediata y no pueden esperar los resultados de una consulta, pero que si él quería saber de antemano lo que iba a suceder debía consultar a magos y adivinos.
Las respuestas a la segunda pregunta tampoco eran acordes. Una persona dijo que el emperador necesitaba depositar toda su confianza en administradores; otro le animaba a depositar su confianza en sacerdotes y monjes, mientras algunos recomendaban a los médicos. Otros que depositaban su fe en guerreros. La tercera pregunta trajo también una variedad similar de respuestas. Algunos decían que la ciencia es el empeño más importante; otros insistían en la religión e incluso algunos clamaban por el cuerpo militar como lo más importante.
Y puesto que las respuestas eran todas distintas, el emperador no se sintió complacido con ninguna y la recompensa no fue otorgada.
Después de varias noches de reflexión, el emperador resolvió visitar a un ermitaño que vivía en la montaña y del que se decía era un hombre iluminado. El emperador deseó encontrar al ermitaño y preguntarle las tres cosas, aunque sabía que él nunca dejaba la montaña y se sabía que sólo recibía a los pobres, rehusando tener algo que ver con los ricos y poderosos. Así pues el emperador se vistió de simple campesino y ordenó a sus servidores que le aguardaran al pié de la montaña mientras él subía solo a buscar al ermitaño. Al llegar al lugar donde habitaba el hombre santo, el emperador le halló cavando en el jardín frente a su pequeña cabaña. Cuando el ermitaño vio al extraño, movió su cabeza en señal de saludo y siguió con su trabajo. La labor, obviamente, era dura para él, pues se trataba de un hombre anciano, y cada vez que introducía la pala en la tierra para removerla, la empujaba pesadamente.
El emperador se aproximó a él y le dijo: “He venido a pedir tu ayuda para tres cuestiones:
  • ¿Cuál es el momento más oportuno para hacer cada cosa?
  • ¿Quienes son las personas más importantes con las que uno debe trabajar?
  • ¿Qué cosa es la más importante que hacer en todo momento?
El ermitaño le escuchó atentamente pero no respondió. Solamente posó su mano sobre su hombro y luego continuó cavando. El emperador le dijo: “Debes estar cansado, déjame que te eche una mano”. El eremita le dio las gracias, le pasó la pala al emperador y se sentó en el suelo a descansar.
Después de haber acabado dos cuadros, el emperador paró, se volvió al eremita y repitió sus preguntas. El eremita tampoco contestó sino que se levantó y señalando la pala y dijo: “¿Por qué no descansas ahora? Yo puedo hacerlo de nuevo”. Pero el emperador no le dio la pala y continuó cavando.
Paso una hora, luego otra y finalmente el sol comenzó a ponerse tras las montañas.

El emperador dejó la pala y dijo al ermitaño: “Vine a ver si podías responder a mi tres preguntas, pero si no puedes darme una respuesta dímelo para que pueda volverme a mi palacio”.
El eremita levantó la cabeza y preguntó al emperador: “¿Has oído a alguien corriendo por allí?”. El emperador volvió la cabeza y de repente ambos vieron a un hombre con una larga barba blanca que salía del bosque. Corría enloquecidamente presionando sus manos contra una herida sangrante en su estómago. El hombre corrió hacia el emperador antes de caer inconsciente al suelo, dónde yació gimiendo.
Al rasgar los vestidos del hombre, emperador y ermitaño vieron que el hombre había recibido una profunda cuchillada. El emperador limpió la herida cuidadosamente y luego usó su propia camisa para vendarle, pero la sangre empapó totalmente la venda en unos minutos. Aclaró la camisa y le vendó por segunda vez y continuó haciéndolo hasta que la herida cesó de sangrar. El herido recuperó la conciencia y pidió un vaso de agua. El emperador corrió hacia el arrollo y trajo un jarro de agua fresca. Mientras tanto se había puesto el sol y el aire de la noche había comenzado a refrescar. El eremita ayudó al emperador a llevar al hombre hasta la cabaña donde le acostaron sobre la cama del ermitaño. El hombre cerró los ojos y se quedó tranquilo.
El emperador estaba rendido tras un largo día de subir la montaña y cavar en el jardín y tras apoyarse contra la puerta se quedó dormido.
Cuando despertó, el sol asomaba ya sobre las montañas. Durante un momento olvidó donde estaba y lo que había venido a hacer. Miró hacia la cama y vio al herido, que también miraba confuso a su alrededor; cuando vio al emperador, le miró fijamente y le dijo en un leve suspiro:
“Por favor, perdóneme”.
- Pero ¿qué has hecho para que yo deba perdonarte?- preguntó el emperador.
- Tú no me conoces, Majestad, pero yo te conozco a ti. Yo era tu implacable enemigo y había jurado vengarme de ti, porque durante la pasada guerra tú mataste a mi hermano y embargaste mi propiedad. Cuando me informaron de que ibas a venir solo a la montaña para ver al ermitaño decidí sorprenderte en el camino de vuelta para matarte. Pero tras esperar largo rato sin ver signos de ti, dejé mi emboscada para salir a buscarte. Pero en lugar de dar contigo, topé con tus servidores y me reconocieron y me atraparon, haciéndome esta herida. Afortunadamente pude escapar y corrí hasta aquí. Si no te hubiera encontrado seguramente ahora estaría muerto. ¡Yo había intentado matarte, pero en lugar de ello tú has salvado mi vida! Me siento más avergonzado y agradecido de lo que mis palabras pueden expresar. Si vivo, juro que seré tu servidor el resto de mi vida y ordenaré a mis hijos y a mis nietos que hagan lo mismo. Por favor, Majestad, concédeme tu perdón.
El emperador se alegró muchísimo al ver que se había reconciliado fácilmente con su acérrimo enemigo, y no sólo le perdonó sino que le prometió devolverle su propiedad y enviarle a sus propios médicos y servidores para que le atendieran hasta que estuviera completamente reestablecido.
Tras ordenar a sus sirvientes que llevaran al hombre a su casa, el emperador volvió a ver al ermitaño. Antes de volver al palacio el emperador quería repetir sus preguntas por última vez; encontró al ermitaño sembrando el terreno que ambos habían cavado el día anterior.
El ermitaño se incorporó y miró al emperador. “Tus preguntas ya han sido contestadas”.
-Pero, ¿Cómo?- preguntó el emperador confuso.
-Ayer, si su Majestad no se hubiera compadecido de mi edad y me hubiera ayudado a cavar estos cuadros, habría sido atacado por ese hombre en su camino de vuelta. Entonces habría lamentado no haberse quedado conmigo. Por lo tanto el tiempo más importante es el tiempo que pasaste cavando los cuadros, la persona más importante era yo mismo y el empeño más importante era el ayudarme a mí. Más tarde, cuando el herido corría hacia aquí, el momento más oportuno fue el tiempo que pasaste curando su herida, porque si no le hubieses cuidado habría muerto y habrías perdido la oportunidad de reconciliarte con él. De esta manera, la persona más importante fue él y el objetivo más importante fue curar su herida.


Recuerda que sólo hay un momento importante y es ahora.
El momento actual es el único sobre el que tenemos dominio. La persona más importante es siempre con la persona con la que estás, la que está delante de ti porque quien sabe si tendrás trato con otra persona en el futuro. El propósito más importante es hacer que esa persona, la que está junto a ti, sea feliz, porque es el único propósito de la vida.

Quang, la historia de Tolstoi es como una historia de las escrituras budistas; no desmerece de ningún Sutra.
Regresemos a una escala más modesta: nuestras familias, nuestros compañeros, nuestros amigos, nuestra propia comunidad. Debemos vivir para ellos, porque sino podemos vivir para ellos ¿para quien mas creemos que estamos viviendo?

Hay mucha gente que ha escrito acerca del tema sin haberlo vivido, pero ya he escrito sólo aquellas cosas que he experimentado por mí mismo.
Thich Nhat Hanh
Cómo lograr el milagro de vivir despierto
(Un manual de meditación)

Alkmaar, febrero 1975.

viernes, 18 de abril de 2014

Un "presente absolutamente perfecto"

¿Para qué sirve zazen?. Ante esta pregunta Kodo Sawaki respondía que zazen no sirve para nada. Su finalidad no es servir para algo, conseguir alguna cosa, sino practicar y profundizar el despertar. Practicar zazen es practicar el despertar en si mismo, nada le falta ni nada le sobra. Issho Fujita, heredero del dharma de Koho Watanabe (séptimo abad de Antaiji y segundo después de Kodo Sawaki) profundiza en este texto sobre el sentido de esta desconcertante propuesta consistente en simplemente sentarse sin hacer nada más. (Este artículo es una traducción de la traducción al francés, publicada en La demeure sans limites, del texto original de Issho Fujita)
Director del Zen Center de San Francisco Nació el  18 de Abril de 1954 
en Niihama, Japón
El mundo en su totalidad no está nunca escondido” - los miles de cosas que aparecen claramente frente a nosotros son en si mismas la manifestación completa del Yo original, esto es lo que expresa el Maestro Dôgen con Genjokoan. Este término expresa la enseñanza de la naturaleza absoluta de la realidad, lo creamos o no, se practique o no, cualesquiera que sean nuestras circunstancias personales. No es pues cualquier cosa “lejana” que alcanzaremos por un esfuerzo humano que implique fe y práctica. Sino es más bien en otro sentido: por que fe y práctica son ya la actividad humana al interior de la realidad, es ya alguna cosa “íntima”, “próxima”.
Sin embargo en tanto que vivimos sobrecargados por nuestros pensamientos y nuestras emociones no será nunca posible tener fe en este presente absolutamente perfecto”. Estamos todos creando, por estos pensamientos y emociones, la impresión, hay alguna cosa que sobra o alguna cosa que falta. Miramos siempre este presente imperfecto con dudas: “¿Está verdaderamente bien así?” y no podemos estar tranquilos.
Y hacemos esfuerzos, poco a poco, o explosivamente, para atrapar la “perfección”, pasando nuestra vida con miedo, bien de no tener aquello que se desea, bien de perder lo que se ha obtenido. Desgraciadamente, a pesar de todos nuestros esfuerzos, incluso manipulando o desarrollando nuestros pensamientos y emociones, no será nunca posible de esta manera alcanzar de esta manera el “presente absolutamente perfecto”.
Esta realidad de la “verdadera forma de todas las cosas”, el “mundo en su totalidad que no ha estado nunca escondido”, este Genjokoan no puede ser atrapado ni con el pensamiento, ni con la emoción. La lucha por si misma– del espíritu que busca ganar alguna cosa – nos impide experimentar este gran secreto abierto.
No es sino cuando estamos tan solo sentados, habiendo abandonado la persecución de ideas imaginarias que hemos construido en nuestra cabeza a propósito de esta “perfección”, que es posible reencontrar el presente, donde, desde el principio, no hay nada de menos, ni nada de más. Esto es por lo que la expresión “la forma verdadera de todas las cosas” indica simultáneamente la “realidad” y el problema o el tema que debemos practicar y verificar. Abandonar este espíritu que busca la ganancia es una condición absoluta para que uno mismo sea capaz de abrirse y abandonarse completamente al presente, y para que el presente pueda impregnar a uno mismo abundantemente y sin limite. Decir “impregnar” no significa que esto sea la llegada de alguna cosa nueva. Sino que esto es realizar lo viviente, un yo interconectado con todos los seres. Zazen no es un proceso apuntando a tener alguna cosa, sino una práctica: ¿cómo dejar al si mismo estar presente ahora? - lo que es completamente diferente a la vez en su calidad y en su dimensión. “Nada que ganar”: se puede decir que esta es una expresión que ayuda a clarificar que zazen no es una actividad de la cual su resultado sería “ganar” alguna cosa. 
No es para tener, sino para ser.
Cuando oímos que zazen es únicamente “sentarse sin buscar nada” hay quien piensa seguramente entre nosotros: “¡Como!, ¡Una cosa tan simple como eso! Es una perdida de tiempo y de energía hacer eso. Solo una persona perezosa e inútil podría perder tiempo en eso”. Dicho de otra manera, se puede comprender “Nada que ganar” como una situación sin ningún premio, sin ningún valor, tanto que zazen se parecería a “un gato que duerme al sol en el balcón”... Sin duda que la que la crítica mencionada aquí proviene de este tipo de comprensión de zazen.
En realidad, zazen sin ganar nada, se parece más bien a “un dragón que se acerca al agua, un tigre que retoza en la montaña” (Fukanzazengi). Si este tipo de impulso, de vida y de entusiasmo no llena el cuerpo y el espíritu, entonces este no será ese tipo de zazen. En el zazen-sansgain lo importante se coloca sobre el momento, aquí donde se está, no sobre lo que habéis ganado al final. En otros términos, es un proceso, no un resultado. Así pues cada momento es importante, exactamente tan importante como otro momento y ningún momento puede ser obviado. Es porque no hay nada que hay que ganar, que es requerida una diligencia continua. Desde que esta diligencia desaparece, el espíritu vuelve al espíritu de provecho, o a la negligencia, o a la pereza, y la sentada bien derecha sin ganar nada va a derrumbarse. Así, esta práctica sin espíritu de provecho es la cosa más pura y más simple, ¡y sin embargo nunca simple! Se podría decir que no hay nada más difícil.
El tiempo pasado en sentarse sin ganar nada y sin “hacer” nada puede parecer, en términos de mercado, tiempo malgastado pues ninguna cosa es producida. Sin embargo, como hemos dicho al principio, es ahí que uno mismo puede encontrar la perfección absoluta del presente, que va a impregnar a uno mismo – y no hay regalo más grande.
Issho Fujita
Zazen no es para las personas perezosas que vuelven la espalda al mundo. Es una cosa recomendada a todos, occidentales o asiáticos, hombres o mujeres, de cualquier edad. Pues la perfección absoluta del presente está siempre aquí: el momento presente perfecto despierto suscita el momento presente perfecto siguiente: al interior de este momento está incluido el vigor, la energía que va a inducir el momento siguiente. 
No suscita el momento siguiente por que sea imperfecto y vaya hacia la perfección, sino más bien por que es una energía sin cesar renovada.
Artículo en agradecimiento a su visita a Buenos Aires en el 1º Encuentro Zen Latinoamericano. 
Y en homenaje a su cumpleaños...
藤田 一照 Fujita Isshō
Fuente Huellas del Zen. http://huellaszen.blogspot.com.ar/

lunes, 31 de marzo de 2014

¿Puedes escuchar la melodía?

Creemos que somos personas, individuos nacidos en un mundo indiferente – y en ocasiones cruel- en el que debemos encontrar un significado, un propósito y la felicidad. Perdidos en este sueño, a menudo deseamos poder despertar de él, por ello muchos nos interesamos por la espiritualidad –oriental y occidental-, porque nos promete muchos más que todo esto: una cierta dimensión de la existencia que tenga más sentido, algo divino, puro y maravilloso, algo lleno de paz y desprovisto de sufrimientos. El cualquier caso, ¡algo mejor que este caos terrestre!. 
Mientras te pongas a meditar para alcanzar un estado de paz interior, seguirás atrapado en la búsqueda. Mientras sigas queriendo despojarte del ego, seguirás atrapado en la búsqueda. Mientras sigas intentando estar presente en el momento, seguirás atrapado en la búsqueda. Mientras sigas intentando convertirte en algo distinto de lo que eres, o incluso mientras intentes ser lo que eres, seguirás atrapado en la búsqueda. Incluso seguirás atrapado en la búsqueda si intentas ponerle fin.
Escucha la melodía sin fin
¡Tanto intento, tanto esfuerzo! ¿Acaso no es más esfuerzo aún esforzarse tanto por poner fin al esfuerzo? En realidad, esto es lo que se conoce como una situación de “doble vínculo”: mal si haces algo, mal si no haces nada. Entonces ¿Qué hacer cuando no se puede hacer nada? ¡Buena pregunta! Cualquier sugerencia sería una simple forma de mantener viva esa búsqueda. Mientras la mente (y al decir “mente” quiero decir pensamiento) pueda seguir haciendo algo, su continuidad está asegurada. La mente incluso conseguirá mantenerse en pie diciendo: <<¡Pues si no hay nada que yo pueda hacer, dejaré de buscar!>>, y hará intentos desesperados, por abandonar la búsqueda pero, al mismo tiempo, tendrá asegurada su existencia: una persona aislada que intenta abandonar la búsqueda se siente incluso más desesperada, lo cual incita a seguir buscando, como el pez que se muerde la cola.
Por tanto, si no hay nada que puedas hacer ni dejar de hacer ¿qué puedes hacer?
No, no te voy a dar una respuesta. La búsqueda de respuestas a tus preguntas es sólo una búsqueda más.
¿No te das cuenta de que a la mente le encanta hacer preguntas? Porque mientras pueda hacer preguntas tiene asegurada su continuidad: porque existe un concepto de pasado, de futuro, de individualidad, porque hay una persona que es la que hace preguntas y que acabará encontrando respuestas.
¿No crees que si realmente hubiera respuestas ya las habrías encontrado? ¿Acaso no te han dado ya bastantes respuestas? ¿Acaso no tienes las estanterías repletas de libros con respuestas, repletos de ellas?
¿Sabes qué ocurre? Que este hacerse más y más preguntas debe continuar porque la mente deber continuar, no quiere tirar la toalla, no quiere morir. Las respuestas a tus preguntas surgen una y otra vez, pero la mente no puede aceptar que sean reales porque eso aniquilaría las preguntas y, con ellas, a quien se las plantea. El sujeto que se plantea las preguntas nace y muere con ellas. Ambos son interdependientes.
Por tanto la mente debe continuar para poder hacer preguntas y esperar respuestas. ¡Su propia existencia está en juego! ¿Qué respuesta estás esperando? ¿Qué preguntas te estás planteando?
Quizás desenmascares todo esto y empieces a reírte a carcajadas de los tremendos enredos en los que nos metemos al intentar ser libres, al intentar liberarnos. Uno se muere de risa cuando se desenmascara la falsedad de sueño de la individualidad y de la lucha por ser libre, libera mucho buen humor. Toda esa lucha es un sueño maravilloso, un cuento que se está desarrollando en la conciencia, una película fantástica que te entretiene y que te hipnotiza. Es una película que se proyecta sola, exactamente tal y como debe ser. 
La causa de todo tu sufrimiento y tu frustración reside en tu convencimiento de que puede interferir en ella de alguna manera. El único sufrimiento es el concepto de opción.Esta noche cuando te acuestes y te quedes dormido, la búsqueda se dormirá contigo. Así de maravillosamente frágil e ilusorio es todo este montaje. Es un sueño maravilloso, un espejismo maravilloso. Todo él es maia*…(salvo), que puedas escuchar la melodía. ¿Podrás?

Ahora, solo óyela

lunes, 24 de febrero de 2014

Meditación Zen.

"Atención Correcta"
En el barrio de Belgrano en Buenos Aires. 
De Martes a Viernes de las 18 a 20hs. 
Cupos limitados. Entrevista previa. Colaboración voluntaria.
El Buda Samuraí
Aprende a meditar desde cero.
Clases personalizadas, teórico prácticas.
Grupos pequeños.

Material digital complemetario.
Concepción Arenal 2475 - (alt. Cabildo al 100).
Puedes llamar al 011-15-6359-3835 / 15-6148-6536, o bien kiai.files@gmail.com