Artes de Entrenamiento...

- - - - - " En la actualidad Respuesta Existencial, es una propuesta de acompañamiento desde la logoterapia, en forma personalizada para descubrir tu sentido vital. La educación de la Conciencia, a través de la Acción, es un proceso que sostenemos para pequeños grupos, en ámbitos educativos, o laborales. En cada acción, ofrecemos una respuesta al mundo. Somos llamados a responder desde nuestra existencia. La práctica engendra el autoconocimiento y el desarrollo del liderazgo. Promovemos una sociedad sin espíritu de provecho, basada en la “Sabiduría de la no dualidad”....Armónica, ética, íntegra y comprometida con la comunidad global." - - - - -

jueves, 24 de febrero de 2011

Similia Similibus Curantur.

Las Artes Marciales y el pensamiento oriental han despertado un inusitado interés en las últimas décadas, debido no sólo a la necesidad de autodefensa ante la violencia reinante en las grandes ciudades, para lo cual las técnicas de Extremo Oriente parecen aportar una panacea, por lo demás discutible, sino por una causa mucho más importante: la necesidad imperiosa del hombre de hoy de encontrar respuesta a los grandes enigmas de su existencia.
Frente a un mundo de eterna dualidad, el hombre occidental mira hacia Asia en espera de una respuesta que satisfaga su sed, no sólo de conocimiento real, sino de calma y de serenidad interior, ese extraño estado que, aparentemente, sigue siendo patrimonio de los grandes sabios de Oriente.
Hace algún tiempo, un periodista entrevistaba a un antiguo sacerdote europeo que durante más de treinta años había sido misionero en la India. Este hombre singular, promotor de grandes obras humanitarias en beneficio del pueblo indio, era también un profundo conocedor de la historia y la mística de los adeptos brahamanes y amante de la filosofía de oriente. El periodista, ávido de sensaciones, pregunto al humilde genio: “¿Que prefiere usted más, Europa o Asia?”. La insólita respuesta, que posiblemente dejara perplejo al profanador de templos, no se hizo esperar: Cuando cierro los ojos, es Oriente; cuando los abro, es Occidente…”Esta magistral declaración llevaba implícita una sobrecogedora y profunda enseñanza. En efecto, al igual que en las perlas, la parte más pura de un hombre es su oriente. Ese mundo interior es la dirección que inexorablemente es preciso tomar en un determinado en el estudio de cualquier ciencia, arte o filosofía. El secreto sigue siendo la entrada en sí mismo.
El meditante muere dos veces al día, nos dice la tradición sufí. El artista, el místico, el filósofo o el adepto de las artes marciales-un poco de todo ello- debe esforzarse en saber morir a cada momento de su existencia, fundirse en cada gesto, proyectarse en cada flecha o cortarse a sí mismo en cada tajo del sable. Encontrar en su propio interior la fuente única del verdadero conocimiento trascendental y la inspiración. Esta es la ley básica del verdadero progreso y la enseñanza mil veces repetida y jamás del todo comprendida de los grandes maestros de la vida. La lucha exterior es siempre la consecuencia visible de la propia guerra interior, la eterna batalla del alma por la conquista de sí misma.
Las Artes Marciales, a condición de ser estudiadas dentro de un marco espiritual, aparecen como técnicas de una extraña eficacia en la búsqueda del equilibrio y la paz interior. El lector no iniciado en la práctica de esta ciencia milenaria de la evolución, se preguntará con toda justicia cómo se puede llegar a la paz a través de la violencia. Por respuesta, evocaríamos el antiguo principio paracélsico de la medicina homeopática: similia similibus curantur! Lo similar se cura con lo similar.
Nota de redacción: La "ley de similitud" de Hahnemann. La teoría de la homeopatía sostiene que los mismos síntomas que provoca una sustancia tóxica en una persona sana pueden ser curados por un remedio preparado con la misma sustancia tóxica, siguiendo el principio enunciado como similia similibus curantur (‘lo similar se cura con lo similar’). A este axioma se le denomina "ley de similitud".
El concepto homeopático de enfermedad difiere del de la medicina convencional: considera que la raíz del mal es espiritual (energético) en vez de física, y que el malestar se manifiesta primero con síntomas emocionales (como ansiedad y aversiones), pasando a ser, si no se tratan a tiempo, síntomas mentales, conductuales y por último físicos. Como resume G. Weissmann, para Hahnemann la enfermedad no es causada por ningún agente físico discreto, sino por la falta de armonía con la fuerza vital.
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domingo, 20 de febrero de 2011

Thick Face, Black Heart.

En 1949, mientras el ejército comunista de Mao se acercaba a Shanghái, una familia se embarcó en lo que iba s ser el último vuelo comercial que salió de China. Chin-Ning Chu, con solo 3 años de edad, había nacido en un mundo de opulencia, pero cuando ella y su familia aterrizaron en Taiwán tuvieron que empezar de nuevo. Con poco más de 20 años se trasladó de nuevo, esta vez a Estados Unidos. Llevaba dos libros consigo: la obra famosa de Sun Tzu, “The Art  of War” (El Arte de la Guerra), y un tomo más oscuro de Lee Zhong Wu, “Thick Black Theory” (La teoría de un negro oscuro). Había algo en este último libro que Chu sabía que era importante.  Publicado en 1911, ella lo describe como una “discusión franca de los usos de la crueldad y la hipocresía”, que suponía un desafío tal para los poderosos que en seguido fue prohibido. El libro se convertiría en una importante fuente para la personal filosofía de la vida y los negocios de Chin-Ning Chu, expresada en Thick Face, Black Heart: The Asian Path o Thriving, Winning an Succeding” (Rostro impenetrable, corazón oscuro): El camino asiático hacia la prosperidad, las ganancias y el éxito. ¿Qué significa la parte del título “Rostro impenetrable”? Chu simplemente combinó el concepto asiático de rostro (guardar las apariencias) y el concepto occidental de una piel densa para dar lugar al concepto “Rostro impenetrable”, queriendo decir una propia imagen que nos permite ignorar las críticas. Ella observa que si uno desea no gustar a la gente, llegará lejos. Chu señala que “el mundo tiene una tendencia aceptar el propio juicio que tenemos de nosotros mismos”. Si usted muestra confianza en sí mismo, la gente de manera natural querrá dejarle triunfar. En cambio, las dudas sobre uno mismo crean una percepción de incompetencia. El ejemplo que se da es el del coronel Oliver North y el asunto denominado “Irán contra”. Debido a que nunca dudó de que sus acciones fueran las de un patriota y no las de un criminal, el público y el jurado al final le creyeron. “Un hombre menos convencido de su propia rectitud habría sido más severamente castigado por sus crímenes y condenado al ostracismo por el público” Lo que usted crea sobre sí mismo, el mundo lo creerá de usted”. Mientras el concepto del rostro impenetrable tiene que ver con como le ven a uno los demás, la idea del corazón oscuro tiene que ver con e hecho de conseguir los propios objetivos. La persona con un corazón oscuro puede parecer falta de compasión sin embargo, la compasión puede ser corta de miras. Si un jefe no puede hacer que unos cuantos empleados pierdan el empleo, dice Chu, puede que acabe presenciando el colapso de toda la empresa. A veces, por el hecho de mantenerse fiel a los propios objetivos y conseguir un resultado que sea mejor de manera global, se acaba mostrando una imagen de “mala persona”.
Aprecie que todo el mundo tiene un instinto asesino, y que a veces se tiene que recurrir a él. Chu escribe que existe un correlación directa entre la voluntad de usar nuestro instinto asesino y nuestro éxito en la vida.
Existen grado de “impenetrabilidad del rostro y oscuridad del corazón”. Algunas personas harán lo que sea para obtener un resultado, sin preocuparse por como afectará a los demás. Este es el corazón oscuro de estafadores y malas personas, quienes acabarán por entender que la mayoría de sus fracasos se deben a sus propios defectos de carácter. El nivel más elevado de un corazón oscuro se alcanza cuando no estamos gobernados por nuestros defectos y emociones, llevando a cabo acciones dirigidas por nuestro espíritu autentico. “Contrariamente al entendimiento común, las acciones de un buen hombre no son siempre amables. Pueden se desconsideradas, frías y desapasionadas
Chu señala que los mejores cirujanos son aquellos que se concentran en la tarea que tienen en sus manos, minimizando el dolor del paciente.  Son crueles para ser amables. Esta el la “manera del guerrero”.
Admita que todos los seres humanos son una combinación de oscuridad y luz. El universo está lleno de opuestos que necesitan del “otro” para existir. Para tener la fuerza necesaria para vivir plenamente, usted debe apreciar y utilizar todos los aspectos de su carácter. Si desea presentarse a sí mismo como alguien dulce, perderá cualquier oportunidad que requiera mostrarse agrio o endurecido.
Si piensa naturalmente de forma negativa, saque el mayor provecho de ello y no intente adoptar un falso espíritu positivo. No caiga en la trampa, dice Chu, de pensar que debe cambiar para poder alcanzar  el éxito. Usted puede triunfar tal como es.
El problema con la “virtud” es que puede conducirnos a una conducta severa o incluso violenta.  Si alguien se considera a sí mismo virtuoso, ha preparado el terreno para una caza de brujas de gente que considera que están faltos de virtud. El practicante del rostro impenetrable y el corazón oscuro sabe que la virtud es una limitación; lo que importa es si una persona tiene el valor e expresar su plena personalidad en su vida y su trabajo. En Occidente la gente se ha embutido en los conceptos del bien y el mal, blanco y negro. Pero la realidad, que la mayoría de la gente asiática acepta, es que existe una gran gama de grises.
Necesitamos aprender que podemos ser buenos en el arte de la decepción sin necesidad de engañar.  También debemos apreciar que a veces, para conseguir algo importante y que valga la pena, es difícil que no exista un elemento de decepción en nuestras acciones.
El libro hace énfasis en Abraham Lincoln, quien en su lento ascenso al poder siguió la opinión mayoritaria sobre la segregación y la esclavitud.  Sabía que si no hubiese hecho, no hubiese conseguido poder. Sin embargo, con una sólida victoria electoral a sus espaldas hizo el famoso discurso de Gettysburg proclamando  que “todos los hombres han sido creados iguales”…
Nacida en Tienjin, China creció como católica pero también inmersa en las enseñanzas budista, taoístas y de Confucio. Actualmente vive en USA, y es presidenta de la Asian Marketing Consultants y presidenta de la Strategic Learning Institute. Otros libros suyos son: The Asian Mind Game, The Secrets of the Rainmaker, The Working Woman´s Art of War y Do Less, Achieve More.Haga menos, consiga más”.
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jueves, 17 de febrero de 2011

No te necesito para ser feliz.

Sólo cuando estás bien contigo mismo puedes estar bien con los demás. Sólo cuando manejas tu soledad puedes manejar una relación. Necesitas valorarte para valorar, quererte para querer, respetarte para respetar, y aceptarte para aceptar,ya que nadie da lo que no tiene dentro de sí. Ninguna relación te dará la paz que tu mismo no crees en tu interior. Ninguna relación te brindará felicidad que tu mismo no construyas. Solo podrás ser feliz con otra persona cuando seas capaz de decirle bien convencido: "No te necesito para ser feliz". Sólo podrás amar siendo independiente, hasta el punto de no tener que manipular ni manejar a los que dices querer. Sólo se podrá ser feliz cuando dos personas felices se unen para compartir su felicidad, no para hacerse felices la una a la otra. Para amar necesitas una humilde autosuficiencia, necesitas autoestima y la práctica de una libertad responsable. Pretender que otra persona nos haga felices y llene todas nuestras expectativas es una fantasía narcisista que sólo trae frustraciones. Por eso, ámate mucho, madura, y el día que puedas decirle a la otra persona "Sin ti me lo paso bien", ese día estarás más preparado para vivir en pareja.
Nos hemos educado en la idea de la "media naranja", en que somos seres incompletos que necesitamos del otro para hallar la sensación de plenitud. Los cuentos de hadas siempre terminan con el encuentro del príncipe azul y el consabido "y vivieron felices". Y creemos en esos cuentos. Y nos empecinamos en habitarlos. Entonces aparecen frases como "el otro me hace sufrir" , "el otro no comprende" y permanecemos atados a relaciones donde seguimos esperando que algo externo a nosotros cambie, y nos traiga la paz, el equilibrio, el amor, la felicidad. Nada encontraremos en el otro si primero no lo hallamos en nosotros. Es un largo proceso que puede tomarnos toda la vida, y al transitar ese camino, nos encontramos con partes nuestras que preferiríamos no reconocer, con dolores, con miserias personales... pero vale la pena. Antes de acudir al encuentro del otro, deberíamos intentar el encuentro con nosotros mismos...Autor Desconocido. Fuente. http://www.encuentrosignacianos.org

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domingo, 6 de febrero de 2011

Los tres venenos – la fuente de los problemas.

Conforme se profundizan y se hacen más complejos los problemas de nuestro planeta, la posibilidad de que la humanidad deshaga la destructiva red que hemos tejido puede parecer cada vez menos fácil de creer. La esperanza que ofrece el budismo a esta penetrante sensación de incertidumbre está en la perspectiva de que dado que todos los males de nuestro mundo han sido creados por los seres humanos, está en nuestras manos resolverlos. Tanto los problemas como sus soluciones existen dentro de nosotros.
Los ignorantes del Enola Gay.
El budismo comenzó como una valiente y humana confrontación con la realidad del sufrimiento. Su impulso originario no estuvo en el retiro o en el escape de los desafíos y contradicciones de la vida. Por el contrario, la práctica budista podría definirse, en términos amplios, como una lucha por extraer y hacer brillar la sabiduría del hombre en la vida y la sociedad. Una comprensión minuciosa de las causas de la miseria humana es un punto de partida para esta filosofía. De esta manera, Nichiren escribe, "Se llama buda a aquel que está profundamente iluminado con respecto a la naturaleza del bien y el mal, desde la raíz hasta sus ramas y hojas". En la raíz de la miseria humana, el budismo ve tres impulsos destructivos: la avaricia, la ira y la estupidez, a los que llama los "tres venenos". Estos son la esencia de todas las ilusiones y las funciones negativas de la vida que impiden la realización de todo nuestro potencial para la felicidad y la creatividad. De los tres venenos, la estupidez es el más fundamental, debido a que facilita la avaricia y la ira. Aquí, la estupidez significa ignorancia (pasiva o voluntaria) de la verdadera naturaleza de la vida. Es la ceguera a la realidad de nuestra interrelación –no simplemente relación y dependencia mutua, sino la conexión de la extensión de cada una de nuestras vidas con la extensión de todas las formas de vida del universo; el hecho de que cada uno de nosotros sea un componente vital de la vida misma y un nexo de inmensas posibilidades. Porque oscurece la verdad de la vida, la naturaleza iluminada, esta ignorancia también es conocida como "oscuridad fundamental". Nuestro más profundo sentido de realización yace en la experiencia de esta conexión y en las acciones que la mantienen. Sin embargo, bajo la influencia de esa ignorancia, buscamos la realización mediante el logro de adquisiciones y posesiones (objetos, fama, poder, y así sucesivamente). La avaricia es el impulso descontrolado por concretar esos deseos, incluso a costa de la infelicidad de los demás. Inevitablemente, esas búsquedas conducen únicamente a una sensación de frustración. La ira es el impulso violento que brota de la misma orientación egocéntrica. No sólo es furia explosiva, sino también resentimiento, envidia –todas las emociones insidiosas, fundamentalmente autodestructivas, del ego herido. Estos venenos, de esta manera, socavan nuestra felicidad individual, impiden nuestras relaciones y dificultan el despliegue de nuestro extraordinario potencial creativo. Su influencia, sin embargo, va más allá de esto. En un nivel social ellos emanan de la vida interior de las personas y se convierten en causa de conflictos, opresión, destrucción ambiental y flagrantes desigualdades entre las personas. Un texto budista expresa lo siguiente: "Porque la ira se incrementa en intensidad, ocurren los conflictos armados. Porque la avaricia se incrementa en intensidad, surge la hambruna. Porque la estupidez se incrementa en intensidad, estalla la peste. Y porque ocurren estas tres calamidades, los deseos mundanos (la ilusión) se hacen más numerosos y poderosos que nunca. Las falsas percepciones florecen más y más". Desde la perspectiva del budismo de Nichiren, los tres venenos son un aspecto inherente a la vida y nunca se pueden erradicar completamente. En realidad, un enfoque religioso basado en la eliminación de estos venenos de la vida simplemente puede engendrar hipocresía. En la tradición de Nichiren la práctica budista puede ser descrita como un proceso para transformar constantemente la energía de estos impulsos ilusorios y redirigirlos hacia la creación de valor. En un sentido más general, es a través de la lucha espiritual por orientar continuamente nuestra vida hacia el respeto a los demás y por trabajar por el mayor bien de todos que podemos trascender y modificar estos venenos. En este proceso, la energía destructiva de la ira, por ejemplo, se sublima en una fuerza protectora que puede contrarrestar la injusticia, evitando que seamos simplemente arrastrados por las fuerzas externas o que se aprovechen de nosotros los malintencionados. El diálogo que tiene como base la voluntad de conectarse genuinamente con las personas en una actitud de respeto y aliento mutuos es una poderosa clave en este proceso transformador. Esencialmente, el establecimiento de la paz y la seguridad sobre nuestro planeta depende de un cambio interior en la vida de las personas. Como lo establece la constitución de la UNESCO, "Puesto que las guerras nacen en la mente de los hombres, es en la mente de los hombres donde deben erigirse los baluartes de la paz". El sentido de responsabilidad por buscar continuamente el desarrollo de nuestro potencial para el bien creativo, es la clave para el empoderamiento del ser humano y para el comienzo de la más amplia transformación del planeta.
[Cortesía de la revista SGI Quarterly, edición de octubre de 2005.]
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