Artes de Entrenamiento...

- - - - - " En la actualidad Respuesta Existencial, es una propuesta de acompañamiento desde la logoterapia, en forma personalizada para descubrir tu sentido vital. La educación de la Conciencia, a través de la Acción, es un proceso que sostenemos para pequeños grupos, en ámbitos educativos, o laborales. En cada acción, ofrecemos una respuesta al mundo. Somos llamados a responder desde nuestra existencia. La práctica engendra el autoconocimiento y el desarrollo del liderazgo. Promovemos una sociedad sin espíritu de provecho, basada en la “Sabiduría de la no dualidad”....Armónica, ética, íntegra y comprometida con la comunidad global." - - - - -

jueves, 22 de marzo de 2012

"Dojo Kun" o la perfección del carácter.

Todo el que entrena en el karate debe conocer el dojo kun . Al final de cada sesión de entrenamiento, ya sea en el dojo, después de clase, o después de un torneo, que siempre me llaman "formación especial", el dojo kun se repite todos juntos por los estudiantes como un recordatorio de por qué nos entrenamos. El dojo kun establece la filosofía básica de karate, de acuerdo con su fundador y maestro, el maestro Funakoshi. El Maestro Funakoshi creía que, para el verdadero karate-ka , el dojo kun no sólo se debe considerar un conjunto de reglas de conducta en el dojo, sino una guía para la vida cotidiana. Todo lo que aprendemos en el dojo, que debe aplicarse a la vida cotidiana.
Jinkaku kansei ni tsutomuru koto (Busca la perfección del carácter)
Este es el objetivo final de karate. Los otros cuatro principios de la dojo kun , así como todo el kun nijyu , todos nos dicen lo que significa buscar la perfección del carácter, la forma en que puede ir acerca de este tipo más altos objetivos. Pero esto es lo más importante. Buscamos la perfección del carácter de adentro hacia afuera. Es algo que debemos hacer en cada momento de cada día de nuestras vidas.
Gichin Funakoshi
Esto significa que nunca debe dejar de aprender. La formación en el Karate, como la vida misma, es un proceso continuo de crecimiento y formación personal, un proceso que dura toda la vida. Es bueno fijar metas, pero tan pronto como llevarlos a cabo, es importante fijar nuestra vista en el próximo objetivo, para mejorar. Para buscar la perfección del carácter es siempre buscar mejorar uno mismo, a que traten siempre de aprender y crecer.
Makoto no michi o mamoru koto (Sé fiel)
Ser fiel es ser sincero en todo lo que haces. Aquí estamos hablando de hacer un esfuerzo total, todo el tiempo, en lo que hagas. Para ser fieles, por supuesto, significa que tienes que ser fiel a los demás, a sus obligaciones, pero también significa que tiene que ser fiel a ti mismo. Y para ello quiere decir que tienes que hacer tu mejor esfuerzo en todo lo que haces. Cuando eres fiel a ti mismo, los demás tendrán fe en ti. Esto crea una confianza mutua entre las personas. Ser fiel a uno mismo es esencial para lograr el primer objetivo de ser la mejor persona que puedas ser.
Doryoku no seishin o yashinau koto (Esforzarse)
Esfuérzate en todo lo que haces. No importa lo que está haciendo, ya sea de formación, de trabajo, tener una relación, siempre den el cien por ciento. Para hacer cualquier otra cosa es engañar a ti mismo ya los demás. Si no tratar de hacer lo mejor, usted no está siendo fiel a sí mismo ya otros, y usted no está tratando de buscar la perfección del carácter.
Reigi o omonzuru koto (Respeta a los demás)
Un verdadero artista marcial siempre muestra respecto a otras personas. Y es algo que debe sentir en su corazón. Mostrar respeto es un signo de la humildad y la humildad es necesaria para una mente abierta, que la convierten es necesario aprender, para crecer. Siempre se puede aprender algo de cada persona que conozcas. Del mismo modo, cada persona que encontramos es un posible oponente de algún tipo, y que el oponente puede representar una amenaza para usted, física o de otra manera. En cualquier caso, si se respetan todas las personas, se le ve con más claridad las cosas como lo que son, y usted será capaz de sacar el máximo provecho de cada experiencia.
Keki no yu o imashimuru koto (Abstenerse de conducta violenta)
Este es un recordatorio para mantener la calma en su interior. Contrólate en todo momento, desde el interior. El conflicto dentro es una forma de violencia. Esto conduce a acciones violentas, que es algo que usted debe tratar de evitar a toda costa. Un artista marcial debe estar siempre en control, y que comienza con una calma interior, con la paz de la mente. Si se ve obligado a defenderse como último recurso, entonces está bien que lo haga. Pero sólo será un éxito la defensa de sí mismo cuando se mantenga una mente tranquila, clara, en cuyo caso utilizando la técnica de karate para protegerse en verdad será su reacción de último recurso. Adaptación y fuente de La Federación Internacional de Karate Shotokan.
Dojo Kun, Sensei, Masatoshi Nakayama  

¿Cuantas horas del día dedicas a perfeccionar tu carácter?

domingo, 11 de marzo de 2012

Sin ira, y sin agitación, y sin lástima.

La "Leyenda de los 47 samurais" es una paso de la historia japonesa considerada como emblema nacional en este país, por varios estudiosos. Este evento se desarrolló aproximadamente entre 1701 y 1703 y es la leyenda más famosa del codigo de honor del samurai: el Bushido. Quien no la conozca le recomendamos, la lea*, pues para el hombre de hoy es casi inexplicable considerar que el honor y la justicia, puedan tomar tanto valor como para dar la vida por un amigo o señor. Es en si misma la máxima experiencia de la lealtad. *Hacemos "Honor" al espíritu del Japón, a un año del Tsunami. En la versión de Jorge Luis Borges, escrita en 1934, en su libro "Historia Universal de la Infamia

Sengakuji, sepulcros de los 47 Leales.
El incivil maestro de ceremonias Kotsuké no Suké: El infame de este capítulo es el incivil maestro de ceremonias Kotsuké no Suké, aciago funcionario que motivó la degradación y la muerte del señor de la Torre de Ako y no se quiso eliminar como un caballero cuando la apropiada venganza lo conminó. Es hombre que merece la gratitud de todos los hombres, porque despertó preciosas lealtades y fue la negra y necesaria ocasión de una empresa inmortal. Un centenar de novelas, de monografías, de tesis doctorales y de óperas conmemoran el hecho —para no hablar de las efusiones en porcelana, en lapislázuli veteado y en laca. Hasta el versátil celuloide lo sirve, ya que la Historia Doctrinal de los Cuarenta y Siete Capitanes —tal es su nombre— es la más repetida inspiración del cinematógrafo japonés.(*ver próximo estreno al pie) La minuciosa gloria que esas ardientes atenciones afirman es algo más que justificable: es inmediatamente justa para cualquiera. Sigo la relación de A. B. Mitford, que omite las continuas distracciones que obra el color local y prefiere atender al movimiento del glorioso episodio. Esa buena falta de "orientalismo" deja sospechar que se trata de una versión directa del japonés.
LA CINTA DESATADA 
En la desvanecida primavera de 1702 el ilustre señor de la Torre de Ako tuvo que recibir y agasajar a un enviado imperial. Dos mil trescientos años de cortesía (algunos mitológicos), habían complicado angustiosamente el ceremonial de la recepción. El enviado representaba al emperador, pero a manera de alusión o de símbolo: matiz que no era menos improcedente recargar que atenuar. Para impedir errores harto fácilmente fatales, un funcionario de la corte de Yedo lo precedía en calidad de maestro de ceremonias. Lejos de la comodidad cortesana y condenado a una villégiature montaraz, que debió parecerle un destierro, Kira Kotsuké no Suké impartía, sin gracia, las instrucciones. A veces dilataba hasta la insolencia el tono magistral. Su discípulo, el señor de la Torre, procuraba disimular esas burlas. No sabía replicar y la disciplina le vedaba toda violencia. Una mañana, sin embargo, la cinta del zapato del maestro se desató y éste le pidió que la atara. El caballero lo hizo con humildad, pero con indignación interior. El incivil maestro de ceremonias le dijo que, en verdad, era incorregible y que sólo un patán era capaz de frangollar un nudo tan torpe. El señor de la Torre sacó la espada y le tiró un hachazo. El otro huyó, apenas rubricada la frente por un hilo tenue de sangre... Días después dictaminaba el tribunal militar contra el heridor y lo condenaba al suicidio. En el patio central de la Torre de Ako elevaron una tarima de fieltro rojo y en ella se mostró el condenado y le entregaron un puñal de oro y piedras y confesó públicamente su culpa y se fue desnudando hasta la cintura, y se abrió el vientre, con las dos heridas rituales, y murió como un samurai, y los espectadores más alejados no vieron sangre porque el fieltro era rojo. Un hombre encanecido y cuidadoso lo decapitó con la espada: el consejero Kuranosuké, su padrino.   
Ōishi Kuranosuke (大石内蔵助). 
EL SIMULADOR DE LA INFAMIA 
La Torre de Takumi no Kami fue confiscada; sus capitanes desbandados, su familia arruinada y oscurecida, su nombre vinculado a la execración. Un rumor quiere que la idéntica noche que se mató, 47 de sus capitanes deliberaran en la cumbre de un monte y planearan, con toda precisión, lo que se produjo un año más tarde. Lo cierto es que debieron proceder entre justificadas demoras y que alguno de sus concilios tuvo lugar, no en la cumbre difícil de una montaña, sino en una capilla en un bosque, mediocre pabellón de madera blanca, sin otro adorno que la caja rectangular que contiene un espejo. Apetecían la venganza y la venganza debió parecerles inalcanzable. Kira Kotsuké no Suké, el odiado maestro de ceremonias, había fortificado su casa y una nube de arqueros y de esgrimistas custodiaba su palanquín. Contaba con espías incorruptibles, puntuales y secretos. A ninguno celaban y vigilaban como al presunto capitán de los vengadores: Kuranosuké, el consejero. Éste lo advirtió por azar y fundó
su proyecto vindicatorio sobre ese dato. Se mudó a Kioto, ciudad insuperada en todo el imperio por el color de sus otoños. Se dejó arrebatar por los lupanares, por las casas de juego y por las tabernas. A pesar de sus canas, se codeó con rameras y con poetas, y hasta con gente peor. Una vez lo expulsaron de una taberna y amaneció dormido en el umbral, la cabeza revolcada en un vómito. Un hombre de Satsuma lo conoció, y dijo con tristeza y con ira: ¿No es éste, por ventura, aquel consejero de Asano Takumi no Kami, que lo ayudó a morir y que en vez de vengar a su señor se entrega a los deleites y a la vergüenza? ¡Oh, tú, indigno del nombre de Samurai!Le pisó la cara dormida y se la escupió. Cuando los espías denunciaron esa pasividad, Kotsuké no Suké sintió un gran alivio. Los hechos no pararon ahí. El consejero despidió a su mujer y al menor de sus hijos y compró una querida en un lupanar, famosa infamia que alegró el corazón y relajó la temerosa prudencia del enemigo. Éste acabó por despachar la mitad de sus guardias. (nota: esta actitud fue una estrategia para eliminar los guardias, creada por Kuranosuke). Una de las noches atroces del invierno de 1703 los 47 capitanes se dieron cita en un desmantelado jardín de los alrededores de Yedo, cerca de un puente y de la fábrica de barajas. Iban con las banderas de su señor. Antes de emprender el asalto, advirtieron a los vecinos que no se trataba de un atropello, sino de una operación militar de estricta justicia. 
LA CICATRIZ 
Dos bandas atacaron el palacio de Kira Kotsuké no Suké. El consejero comandó la primera, que atacó la puerta del frente; la segunda, su hijo mayor, que estaba por cumplir dieciséis años y que murió esa noche. La historia sabe los diversos momentos de esa pesadilla tan lúcida: el descenso arriesgado y pendular por las escaleras de cuerda, el tambor del ataque, la precipitación de los defensores, los arqueros apostados
en la azotea, el directo destino de las flechas hacia los órganos vitales del hombre, las porcelanas infamadas de sangre, la muerte ardiente que después es glacial, los impudores y desórdenes de la muerte. Nueve capitanes murieron; los defensores no eran menos valientes y no se quisieron rendir. Poco después de media noche toda resistencia cesó. Kira Kotsuké no Suké, razón ignominiosa de esas lealtades, no aparecía. Lo buscaron por todos los rincones de ese conmovido palacio y ya desesperaban de encontrarlo cuando el consejero notó que las sábanas de su lecho estaban aún tibias. Volvieron a buscar y descubrieron una estrecha ventana, disimulada por un espejo de bronce. Abajo, desde un patiecito sombrío, los miraba un hombre de blanco. Una espada temblorosa estaba en su diestra. Cuando bajaron, el hombre se entregó sin pelear. Le rayaba la frente una cicatriz: viejo dibujo del acero de Takumi no Kami. Entonces, los sangrientos capitanes se arrojaron a los pies del aborrecido y le dijeron que eran los oficiales del señor de la Torre, de cuya perdición y cuyo fin él era culpable, y le rogaron que se suicidara, como un samurai debe hacerlo. 
En vano propusieron ese decoro a su ánimo servil. Era varón inaccesible al honor; a la madrugada tuvieron que degollarlo.   
Ōishi Kuranosuke 
EL TESTIMONIO 
Ya satisfecha su venganza (pero sin ira, y sin agitación, y sin lástima), los capitanes se dirigieron al templo que guarda las reliquias de su señor. En un caldero llevan la increíble cabeza de Kira Kotsuké no Suké y se turnan para cuidarla. Atraviesan los campos y las provincias, a la luz sincera del día. Los hombres los bendicen y lloran. El príncipe de Sendai los quiere hospedar, pero responden que hace casi dos años que los aguarda su señor. Llegan al oscuro sepulcro y ofrendan la cabeza del enemigo. La Suprema Corte emite su fallo. Es el que esperan: se les otorga el privilegio de suicidarse. Todos lo cumplen, algunos con ardiente serenidad, y reposan al lado de su señor. Hombres y niños vienen a rezar al sepulcro de esos hombres tan fieles.
EL HOMBRE DE SATSUMA 
Entre los peregrinos que acuden, hay un muchacho polvoriento y cansado que debe haber venido de lejos. Se prosterna ante el monumento de Oishi Kuranosuké, el consejero, y dice en voz alta: Yo te vi tirado en la puerta de un lupanar de Kioto y no pensé que estabas meditando la venganza de tu señor, y te creí un soldado sin fe y te escupí en la cara. He venido a ofrecerte satisfacción. Dijo esto y cometió harakiri. El prior se condolió de su valentía y le dio sepultura en el lugar donde los capitanes reposan.
*Estreno 2012


Éste es el final de la historia de los 47 hombres leales —salvo que no tiene final, porque los otros hombres, que no somos leales tal vez, pero que nunca perderemos del todo la esperanza de serlo, seguiremos honrándolos con palabras.


Jorge Luis Borges.

domingo, 4 de marzo de 2012

Igual en casa y en mi trabajo. ¿Sos un Santo?

Ser un Santo parece un propósito de vida para monjes en un monasterio, no para cualquier persona, para cualquier empresario o empleado del mundo actual. Nos causa stress no poder cumplir con la cuota de ventas este mes; o mi hija se enferma y tengo que recogerla en el colegio; los ahorros que he hecho para el día en que me jubile han disminuido debido a una caída de la bolsa; y usted me esta hablando de santidad? Justamente, y si aclaramos el significado de santidad, entenderemos el concepto.
San Ignacio. Escultura de Martínez Montañes
El síntoma es de una vida que está desintegrándose porque la tironean en muchas direcciones. Tenemos que integrarnos de nuevo gracias a encontrar un sentido o propósito que nos haga sentir que somos una totalidad. De hecho, eso es exactamente lo que integrar quiere decir: la raíz latina de la palabra significa: "totalidad".
Pero ¿exactamente que tiene que ver la santidad con la totalidad? Las personas santas son personas integras porque han podido integrar su vida alrededor de, un propósito unificador.
Ese propósito no es un nuevo empleo o una carrera, sino una nueva manera de pensar y vivir. Más específicamente, las personas santas han ordenado sus vidas alrededor de las creencias espirituales y valores que en el fondo consideran importantes.
Su integridad se manifiesta en una manera coherente de aproximarse a todo y a todos: sus actos concuerdan con sus palabras, tratan a sus subordinados de la misma manera como tratan a sus jefes. y se comportan de manera virtuosa, aún cuando nadie los esta mirando.Por esto decimos que tienen integridad.
El rabino Lawrence Kushner* nos avuda a entender aun mas la conexión entre santidad y una vida integra. Define la santidad como "ser consciente de que se esta en presencia de Dios". La mayoría de nosotros estamos conscientes de la presencia de Dios cuando nos reunimos en una mezquita. una iglesia o un templo. Luego vamos a casa y Dios (en cierto sentido) desaparece. 
Recaemos en esa manera de pensar a la que conduce una vida dividida y poco vigorizante, en la cual el trabajo es el trabajo, la religión es la religión y en la que las dos rara vez entran en colisión.
Pero el rabino habla de algo muy diferente: la santidad es conciencia de la presencia de Dios siempre. Dios esta presente después de que hemos salido de la iglesia o el templo: en aquella reunión en la que se discuten las cuotas de ventas, en el dilema ético con el cual nuestro equipo esta batallando, o en la admiración ante un análisis intelectualmente riguroso y excelentemente presentado. Dios esta presente aún en la humanidad de ese colega fastidioso que habla demasiado en las reuniones. Y también en las iglesias, o los inspiradores atardeceres, o la gente que me gusta, o la religión que practico. Dios es una presencia unificadora en cada momento y aspecto de mi acosada vida, y el hecho de hacerme consciente de la presencia de Dios es el hilo que puede unir las dispares actividades de cada día en una vida integrada. 
¿Como sos en tu trabajo y en tu casa?
El rabino resume to que implica tratar de vivir de esta manera: "Que principio más apropiado y abarcador podría haber que el que Dios nos diga que debemos actuar de tal manera que nos recordemos los unos a los otros la presencia de Dios".
Ignacio de Loyola miraba el mundo de la misma forma en que lo hace el rabino Kushner, pues Ignacio les enseño a los jesuitas a "encontrar a Dios en todas las cosas". Y uno de sus hijos espirituales, el paleontólogo y místico jesuita Pierre Teilhard Chardin, condensa de esa frase un camino para llenar cada una de nuestras acciones con significado y sobrecogimiento. "Dios... no esta aislado de nosotros", escribió Teilhard de Chardin. "Por el contrario, en cada momento nos aguarda en la actividad, en el trabajo que hay que hacer.... En cierto sentido, esta en la puma de mi pluma estilográfica, mi pincel, mi aguja y mi corazón y mi pensamiento". Dios nos espera en el problema intelectualmente retador que tenemos en el trabajo, en la oportunidad de apoyar a un colega en vez de apuñalarlo por la espalda, en cada negociación que emprendemos, en nuestra reacción ante una desilusión, en la mujer que necesita un asiento en el colectivo que nos lleva a casa, en nuestra pareja a quien besamos al llegar, en los pañales sucios que cambiamos y en las tareas que ayudamos a hacer antes de desplomarnos en la cama muertos de cansancio. Unir tareas y obligaciones que no tenían mucho en común; ahora, todas ellas se convierten en dimensiones de una tarea más importante: Ser santo encontrando la presencia de Dios en todo lo que hacemos.
(Si está de acuerdo en que un mundo mejor es posible, aplica esta propuesta en tu trabajo), www.kiai-ac.blogspot.com
Adaptado del libro de Chris Lowney, Vivir heroicamente.

*Nacido en Detroit, Kushner se graduó Phi Beta Kappa de la Universidad de Cincinnati , tras lo cual pasó a recibir su ordenación rabínica en el Hebrew Union College de Cincinnati. Kushner luego pasó a servir a la Congregación Beth-El, en Sudbury, Massachusetts durante 28 años. Kushner es actualmente el Emanu-El Scholar-in-Residence en la Congregación Emanu-El de San Francisco.
Además, también es miembro adjunto de la facultad de la Hebrew Union College de Los Ángeles, California . Previamente enseñó la espiritualidad y el misticismo, así como mentora de estudiantes rabínicos como profesor visitante en el Hebrew Union College -Jewish Institute of Religión en la ciudad de Nueva York, Nueva York . Kushner y su esposa tienen 3 hijos adultos. El rabino Kushner ha sido autor y coautor de numerosos artículos, así como más de 18 libros, para niños y adultos, que han sido traducidos a seis idiomas.