Artes de Entrenamiento...

- - - - - " En la actualidad Respuesta Existencial, es una propuesta de acompañamiento desde la logoterapia, en forma personalizada para descubrir tu sentido vital. La educación de la Conciencia, a través de la Acción, es un proceso que sostenemos para pequeños grupos, en ámbitos educativos, o laborales. En cada acción, ofrecemos una respuesta al mundo. Somos llamados a responder desde nuestra existencia. La práctica engendra el autoconocimiento y el desarrollo del liderazgo. Promovemos una sociedad sin espíritu de provecho, basada en la “Sabiduría de la no dualidad”....Armónica, ética, íntegra y comprometida con la comunidad global." - - - - -

sábado, 30 de abril de 2011

Honrar y liberar el Liderazgo de los demás.


"Cada día procuro recordarme que mi vida interior y exterior está basada en los trabajos de otros hombres, vivos y muertos, y que debo obligarme a mi mismo a entregar la misma medida que he recibido y que todavía estoy recibiendo. Albert Einstein"

Juan Bours escogió como título para uno de sus últimos libros la paradoja talmúdica: “El hombre es conducido por el camino que él elige”. Allí escribe a propósito de esta sentencia: “aquí se encierra una tensión: Yo soy conducido - yo elijo. Con esto se quiere significar: Cuando me he dedicado desde lo profundo por algo, en armonía con mi ser, entonces son liberadas fuerzas de mí y me salen al encuentro fuerzas semejantes, que me abren el camino y me posibilitan caminar. Yo hago brotar, con mi propia decisión, con mi elección, fuerzas de mi campo vital” (Freiburg-Basel-Wien 1988, 13). Un tal elección “desde lo profundo, en armonía con mi ser” encuentra exactamente la voluntad de Dios. Donde un ser humano está profundamente en consonancia consigo mismo, está en el fondo de acuerdo con Dios, y al revés”. Dios mismo es el más profundo fondo de nuestro ser. Es, según la bella expresión de Jan van Ruysbroek, el Dios “que nos sale al encuentro de dentro a fuera”. En esta simple frase está formulado el principio fundamental de la discreción de espíritus. Queda evidentemente un sutil proceso para llegar desde este perfecto descubrimiento en lo profundo a la correcta decisión práctica. Por eso la primera tarea del acompañante espiritual es escuchar, hasta percibir esta voz del ser profundo. Para lo cual es instruido por la autorevelación del acompañado y debe después fiarse de ella. 
Escuchar significa: “Descentralizar”, cambiar el centro de gravedad, estar en el otro con todo su ser. No se trata de sus propias experiencias, sino de las de otro. Si, por ejemplo, el acompañante dijera: “Esto me ha pasado a mí también alguna vez”, entonces existe el peligro de no conocer la inconfundible singularidad de la experiencia del otro y de que al mismo tiempo su propia experiencia (y con ella él mismo) se hagan centro. Lo que se le pide, por el contrario, es la desinteresada atención a las palabras que el otro dice y a lo que, entre líneas, queda por decir. Esto requiere un silencio interior, que no espera impacientemente para poder responder y que no tiene necesidad de valorar moralmente al otro y, mucho menos, de enjuiciarlo. Lo que supone una capacidad de compenetración, que ayude al otro a una mayor claridad, también en las experiencias que él mismo observa nebulosas y embrolladas. El ideal es que el acompañante espiritual -tal vez ayudándose de preguntas pertinentes-, le despeje el camino hacia su propia fuente interior, le ayude a la aceptación e interpretación de sus experiencias, y eventualmente le disponga, incluso, a una decisión. En esto el acompañante espiritual debe mantenerse en su puesto, modesto y difícil, que no es ni el de Dios ni el del acompañado y, por eso, tampoco el del que tiene que decidir. 
Reproducido desde AMDG. Piet van Bremmen, El acompañamiento espiritual hoy, “Ignatianish, Eigenart Methode der Gesellschaft Jesu”, obra editada por Michael Sievernich S.J. y Günter Switek, S.J., Herder Verlag, Freiburg im Breisgau, 1990, pgs. 497-512.
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domingo, 24 de abril de 2011

Las Siete Palabras.

  1. Primera palabra: «Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen»
  2. Segunda palabra: «Hoy estarás conmigo en el Paraíso»
  3. Tercera palabra: «Mujer, ahí tienes a tu hijo... ahí tienes a tu Madre»
  4. Cuarta palabra: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
  5. Quinta palabra: «Tengo sed»
  6. Sexta palabra: «Todo se ha consumado; todo está cumplido»
  7. Séptima palabra: «Señor, en tus manos en comiendo mi espíritu»
La Resurrección de Jesús no es un milagro, es un misterio. Porque resucitar no es “volver a la vida”, como Lázaro. Resucitar es entrar en una vida nueva, es dejar el tiempo por la eternidad. En Jesús, la Muerte y la Resurrección son dos puntos de una misma trayectoria: muere para resucitar; resucita desde la muerte. Jesús es “el viviente”. Lo bueno es que Jesús sigue resucitando. Él es la primicia para los que mueren. Los que mueren en Cristo resucitan con Cristo. En la vida y en la muerte somos del Señor. Que nadie dude.
Que todos profesen tanta dicha. Porque Jesús no fue devorado por la muerte, nuestra vida tiene un horizonte de salida y de esperanza. ¡Felices Pascuas!

viernes, 22 de abril de 2011

Henry David Thoreau. La enseñanza de la naturaleza.

Henry David Thoreau nació en Concord (Massachusetts), 12 de julio de 1817 - 6 de mayo de 1862) fue un escritor, poeta y filósofo estadounidense, autor de Walden y La desobediencia civil. Thoreau quiso experimentar la vida en la naturaleza, por lo que desde el 4 de julio de 1845 vivió dos años en un bosque cerca de Walden Pond. Abandonó su cabaña el 6 de septiembre de 1847 para vivir con su familia. Walden, que relata su vida en los bosques, fue publicada en 1854. En 1846, Thoreau se negó a pagar impuestos debido a su oposición a la guerra contra México y a la esclavitud en Estados Unidos, por lo que fue encarcelado. De este hecho nace su tratado La desobediencia civil, pionero al proponer algunas ideas como el pacifismo y la no violencia del siglo XX. En este texto se declara uno de los conceptos principales de su ideología: la idea de que el gobierno no debe tener más poder que el que los ciudadanos estén dispuestos a concederle, su ensayo fue influyente en Mahatma Gandhi  y su obra y su ejemplo mantienen todavía una fuerte influencia en los movimientos en defensa de los derechos civiles (el propio Martin Luther King expresó abiertamente su admiración), el pacifismo y el ambientalismo. En 1998, el presidente de los Estados Unidos le propuso como modelo de las mejores prácticas ciudadanas y afirmó la superioridad moral de la desobediencia civil sobre la violencia. Su libro Walden y la observación de la naturaleza en esos años lo dotó de la capacidad para conectarse con su esencia y detectar claramente una conciencia y un liderazgo más humano. Algunos párrafos de su libro así lo demuestran
  • Los hombres trabajan bajo la influencia de un error. La parte mejor del hombre muy pronto es arada para abono de la tierra. Por un aparente destino comúnmente llamado necesidad, los hombres se dedican, según cuenta un viejo libro, a acumular tesoros que la polilla y la herrumbre echarán a perder y que los ladrones entrarán a robar. Esta es la vida de un tonto, como comprenderán los hombres cuando lleguen al final de ella, si no lo hacen antes. 
  • La mayoría de los hombres viven una vida de tranquila desesperación. Lo que llamamos resignación no es más que una confirmación de la desesperación. De la ciudad desesperada pasamos al campo desesperado, y tenemos que consolarnos con la magnificencia de los visones y ratas almizcleras. Hasta detrás de los llamados juegos y diversiones de la humanidad se encuentra una desesperación estereotípica, aunque inconsciente. No hay diversión en ellos, porque esta viene sólo después del trabajo. Pero no hacer cosas desesperadas es una característica de la sabiduría. 
  • Ser un filósofo no consiste en tener pensamientos sutiles meramente, ni en fundar una escuela, sino en amar la sabiduría tanto como para vivirla de acuerdo con sus dictados, para llevar una vida de simplicidad, independencia, magnanimidad y confianza. Consiste en resolver no sólo teóricamente algunos problemas de la vida, sino también prácticamente. (...) 
  • El hombre que no cree que cada día contiene una hora más temprana, más sagrada y rosada que la que él ya ha profanado, ha desesperado de la vida, y está avanzando por un camino descendente y oscuro. Luego de un paro parcial de su vida sensitiva, el alma de un hombre, o más bien sus órganos, se refortalecen cada día, y su Genio de nuevo ensaya si puede hacer otra vida noble. Debiera decir que todos los sucesos memorables ocurren durante la mañana y en una atmósfera matutina. 
  • Debemos aprender a volvernos a despertar, y a mantenernos despiertos, no con ayuda mecánica, sino por medio de una infinita espera de la aurora, que no nos abandone en nuestro sueño más profundo. No sé de un hecho que anime más que la incuestionable capacidad del hombre para elevar su vida gracias a un esfuerzo consciente. 
  • Todas las mañanas eran una cariñosa invitación para hacer mi vida con igual sencillez, y puedo decir con igual inocencia, que la misma Naturaleza. He sido un adorador de la aurora, tan sincero como los griegos. Me levantaba temprano y me bañaba en la laguna: era un ejercicio religioso y una de las mejores cosas que hacía. Dicen que en la bañera del rey Tching-Thang estaban esculpidos caracteres que decían: “Renuévate completamente todos los días; hazlo de nuevo y de nuevo y siempre de nuevo.”
  • Fui a los bosques porque quería vivir deliberadamente, enfrentar sólo los hechos esenciales de la vida, y ver si podía aprender lo que ella tenía que enseñar, no sea que cuando estuviera por morir descubriera que no había vivido. No quería vivir lo que no fuera la vida; ¡es tan hermoso el vivir!; tampoco quise practicar la resignación, a no ser que fuera absolutamente necesaria. Quise vivir profundamente y extraer toda la médula de la vida, vivir en forma tan dura y espartana como para derrotar todo lo que no fuera vida.
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domingo, 17 de abril de 2011

La esencia de lo invisible.

Era el octavo día de mi avería en el desierto y había escuchado la historia del comerciante bebiendo la última gota de mi provisión de agua. —¡Ah —le dije al principito—, son muy bonitos tus cuentos, pero yo no he reparado mi avión, no tengo nada para beber y sería muy feliz si pudiera irme muy tranquilo en busca de una fuente! —Mi amigo el zorro..., me dijo...—No se trata ahora del zorro, muchachito...—¿Por qué?
—Porque nos vamos a morir de sed...No comprendió mi razonamiento y replicó:
—Es bueno haber tenido un amigo, aún si vamos a morir. Yo estoy muy contento de haber tenido
un amigo zorro. "Es incapaz de medir el peligro  —me dije  — Nunca tiene hambre ni sed y un poco de sol le
basta..." El principito me miró y respondió a mi pensamiento: —Tengo sed también... vamos a buscar un pozo. ..Tuve un gesto de cansancio; es absurdo buscar un pozo, al azar, en la inmensidad del desierto.
Sin embargo, nos pusimos en marcha. Después de dos horas de caminar en silencio, cayó la noche y las estrellas comenzaron a brillar.  Yo las veía como en sueño, pues a causa de la sed tenía un poco de fiebre. Las palabras del principito danzaban en mi mente. —¿Tienes sed, tú también? —le pregunté. Pero no respondió a mi pregunta, diciéndome simplemente: —El agua puede ser buena también para el corazón...No comprendí sus palabras, pero me callé; sabía muy bien que no había que interrogarlo. El principito estaba cansado y se sentó; yo me senté a su lado y después de un silencio me dijo: —Las estrellas son hermosas, por una flor que no se ve...Respondí "seguramente" y miré sin hablar los pliegues que la arena formaba bajo la luna. —El desierto es bello —añadió el principito. Era verdad; siempre me ha gustado el desierto. Puede uno sentarse en una duna, nada se ve, nada se oye y sin embargo, algo resplandece en el silencio...

—Lo que más embellece al desierto —dijo el principito— es el pozo que oculta en algún sitio...
Me quedé sorprendido al comprender súbitamente ese misterioso resplandor de la arena. Cuando
yo era niño vivía en una casa antigua en la que, según la leyenda, había un tesoro escondido. Sin duda
que nadie supo jamás descubrirlo y quizás nadie lo buscó, pero parecía toda encantada por ese tesoro. 
Mi casa ocultaba un secreto en el fondo de su corazón...—Sí —le dije al principito— ya se trate de la casa, de las estrellas o del desierto, lo que les embellece es invisible.
—Me gusta —dijo el principito— que estés de acuerdo con mi zorro.Como el principito se dormía, lo tomé en mis brazos y me puse nuevamente en camino. Me sentía emocionado llevando aquel frágil tesoro, y me parecía que nada más frágil había sobre la Tierra.
Miraba a la luz de la luna aquella frente pálida, aquellos ojos cerrados, los cabellos agitados por el viento
y me decía: "lo que veo es sólo la corteza; lo más importante es invisible... "
Como sus labios entreabiertos esbozaron una sonrisa, me dije: "Lo que más me emociona de este principito dormido es su fidelidad a una flor, es la imagen de la rosa que resplandece en él como la llama de una lámpara, incluso cuando duerme... " Y lo sentí más frágil aún. Pensaba que a las lámparas hay que protegerlas: una racha de viento puede apagarlas...Continué caminando y al rayar el alba descubrí el pozo. Antoine Saint Exupery
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domingo, 10 de abril de 2011

El Zekr como arquetipo de transformación.

El zekr es la repetición de una palabra o de una frase sagrada. Puede ser el shahâda (el testimonio de la fe), lâ elâha ella-Llâh (traducido habitualmente como: No hay dios sino Dios), pero es a menudo uno de los Nombres o de los Atributos de Dios. Se dice que Dios tiene noventa y nueve nombres, pero el primero entre ellos es Allâh. Allâh es su Nombre supremo y contiene todos sus Atributos divinos.
Cuando Abu Said Aboljeir oyó el versículo coránico, ¡Di Allâh! después déjales que se diviertan en su locura (6,91), su corazón se abrió (Nicholson 1921, p.10). Abandonó sus estudios eruditos y se retiró a la capilla de su casa, donde repitió durante siete años «¡Allâh! ¡Allâh! ¡Allâh!... hasta que por fin cada átomo de mí empezó a gritar en alto ¡Allâh! ¡Allâh! ¡Allâh!»
El zekr  (continuo recuerdo de Dios) consiste en la repetición metódica de ciertos Nombres de Dios, inculcados, a la hora de la iniciación, al discípulo por el maestro.
  • Se corresponde con el sentido del verso del poeta: Durante tanto tiempo se sentó el Amado frente a mi ávido corazón, que éste se transformó del todo en Él. (Magrebi 1990, gazal 156). 
Los sufíes creen que si un discípulo medita constantemente en Dios, su alma se irá gradualmente impregnando de las Cualidades Divinas, y sus tendencias pasionales desaparecerán
El objetivo de esta constante invocación de Dios es, en primer lugar, crear en el discípulo una concentración perseverante. El discípulo, que hasta entonces había estado invadido por pensamientos dispersos y por miles de intereses y de deseos, empieza progresivamente a concentrar todo su poder mental en un solo punto, y este es Dios. Gracias al zekr, deja de gastar su energía en agitación mental para concentrarla completamente en el recuerdo de Dios. Queda entonces liberado de conflicto psíquico y dotado de equilibrio, calma y seguridad. 
Mientras practican el zekr los sufíes repiten varios Nombres de Dios, y enfocan su atención no sólo en la pronunciación de los Nombres sino también en su significado. Teniendo en cuenta que el hombre conoce el sentido de las cosas por la palabra, el objetivo de pronunciar constantemente una palabra es el de llegar a realizar su sentido. Los sufíes creen que si uno se fija solamente en la pronunciación del Nombre durante la invocación se trataría tan sólo de idolatría. La palabra en sí no tiene eficacia alguna. Por supuesto, ni que decir tiene que al inicio de la Senda el discípulo no puede evitar el fijarse en la pronunciación misma. Sólo después de algún tiempo empieza a familiarizarse con el sentido espiritual y no formal, y a separar el Nombre de su articulación verbal.
  •  A propósito de esto Rumi dice en su obra Masnawi: Borraré las palabras, los sonidos y los discursos, para poder, sin ellos, conversar contigo. (Rumi 1926, Vol. 1, línea 1740). 
Durante el zekr, el discípulo debe olvidarse no sólo de todo lo que le une a este mundo y al del más allá, sino que debe olvidarse incluso de sí mismo. El discípulo que permanece consciente de que está realizando la invocación ha caído, de hecho, en dualismo y, por tanto, ha profanado la realidad de la Unicidad Divina, el tawhid. Por ello es por lo que en el zekr se suprime la partícula vocativa y, por ejemplo, en lugar de decir "Oh Dios" (yã Allãh) se usa solamente el nombre de Dios. En efecto, si se usara la partícula "Oh" (yã), quedaría claro que alguien se estaba dirigiendo a Dios, mientras que la doctrina de la Unicidad Divina indica, en su raíz, que toda existencia es ilusión, excepto Dios mismo. En realidad se considera al zekr como un torrente que, además de eliminar las cualidades indeseables del discípulo para substituirlas por los Atributos Divinos, elimina, en última instancia, el ego individual de tal manera que no queda rastro del "yo". Este es el final de la Tariqat y el inicio del océano del anonadamiento o fanã en Dios.
...Por mucho que hable de amor o lo defina, cuando llego al amor me avergüenzo de mis palabras. (Rumi 1926, p.10). Si pensás que estás palabras pueden servirle a otro, como vos. Reenvía este artículo mencionando su fuente. www.kiai-ac.blogspot.com

miércoles, 6 de abril de 2011

"Instrucciones al cocinero de un monasterio zen".

Tenzo Kyokun (Fragmentos*) del Maestro Dogen (1200 - 1253) *Solo si nos lo solicita podemos enviarle por correo el texto completo. Muchas gracias.Kiai del Autoconocimiento al Liderazgo.
...Desde los tiempos antiguos, la casa del Buda está regida por seis administradores, cuya misión es la de gestionar conjuntamente los asuntos del Buda. El cocinero encargado de la preparación de las comidas de los monjes, el tenzo, ocupa una de estas funciones. La regla de los monasterios, el (Zenonshingi), precisa que la función del tenzo ha sido instituida "porque los monasterios hacen ofrenda de alimento a un gran número de monjes". Esta responsabilidad siempre ha sido confiada a maestros iluminados que poseían el espíritu de la Vía, o a hombres eminentes que aspiraban ardientemente al espíritu del despertar.
¿Acaso la práctica de la Vía no forma un todo de un solo acuerdo? Un tenzo sin el espíritu de la Vía sufriría en vano al intentar realizar esta abrumadora tarea y no sería de ninguna ayuda a la comunidad. El Zenonshingi hace hincapié en que "es porque actualiza el espíritu de la Vía en la variedad y renovación de los menús apropiados a las estaciones y necesidades que el tenzo aporta a la sangha el aliento y el bienestar necesario para la práctica". Por supuesto, es preciso leer con atención el Zenonshingi, pero también es importante escuchar a los antiguos relatar su experiencia sin perder el menor detalle…

v  "Los objetos y los bienes de la comunidad que utilizáis cotidianamente son la niña de vuestros ojos, protegedlos y cuidad de ellos." Tratad los alimentos con el mismo respeto con el que trataríais a los destinados a la mesa del emperador. Tened los mismos miramientos para con todos los alimentos, cocidos o crudos.
v  Cuando lavéis el arroz o las legumbres, hacedlo con vuestras manos, en la intimidad de vuestra propia mirada, con diligencia y conciencia, sin que vuestra atención se relaje un solo instante. No seáis cuidadoso para una cosa y negligente para otra. Procurad que ni una sola gota del océano de los méritos se os escape.
v  No perdáis la ocasión de agregar vuestro grano de polvo a la cima de la montaña de los actos benéficos. El Zenonshingi dice:" ...si los seis sabores (Amargo, ácido, dulce, picante, salado, soso); no están en armonía y las Tres Virtudes (Suavidad-ligereza; limpieza-frescura; cuidado-precisión)  están ausentes, ese plato no es digno de ser presentado ante la sangha".
v  Cuando veáis el arroz, ved también la arena. Si vuestra mirada va y viene escrutando minuciosamente los detalles, sin que vuestro espíritu se relaje, automáticamente las tres virtudes estarán presentes en toda su plenitud y los seis sabores se desarrollaran por si mismos.
v  Seppo Gisson  fue en su momento cocinero en el monasterio de Tozan Ryokai .Un día que estaba lavando el arroz, el maestro le pregunto:" ¿Quitas la arena del arroz, o quitas el arroz y dejas la arena?" Seppo le respondió:" Hago las dos cosas al mismo tiempo." ¿Entonces que van a comer nuestros monjes?" preguntó Tozan. Como respuesta, Seppo volcó el cubo 8…Tozan le dijo: "¡Llegara el día en que partirás a la búsqueda de otro maestro!". (He aquí como practicaban antiguamente nuestros grandes antepasados): ellos dominaban la Vía trabajando con las manos. ¿Cómo nosotros, sus lejanos descendientes, podemos ser tan negligentes en nuestra práctica? Un maestro ha dicho: "Remangándose es como el tenzo realiza el espíritu de la Vía". Tened cuidado de no confundir un grano de arroz con un grano de arena y lo dejéis escapar."
v  Cuando el intendente os da las provisiones, no debéis discutir sobre la cantidad, grande o pequeña, ni examinar la calidad, fina o basta. Solamente aplicaros de todo corazón en tratarlas de la mejor manera y en sacar de ellas el mayor partido posible. Nada es más abominable que dejarse llevar por la cólera o por la alegría al considerar la cantidad o calidad de los productos. Practicar con ardor y diligencia es hacerlo de manera que día y noche las cosas entran en vuestro espíritu y que vuestro espíritu vuelve a las cosas, sin discriminación, con el mismo espíritu.
v  Cuando cocinéis no miréis las cosas ordinarias con una mirada ordinaria, con sentimientos y pensamientos ordinarios. Con esta hoja de legumbre que tenéis en vuestras manos construid una maravillosa morada de buda y haced que este ínfimo grano proclame su ley. Dicho de otra manera, si preparáis un pobre caldo de hierbas silvestres, que no os inspire ningún sentimiento de disgusto o de desprecio, y si elaboráis un rico y cremoso potaje, que vuestro corazón no salte de alegría; donde no existe apego, ¿cómo ha de haber hostilidad? Así, cuando tenéis que ocuparos de una materia basta no la tratéis sin miramientos, mostrad hacia ella la misma diligencia y atención que mostraríais hacia un objeto precioso. Es importante que vuestro espíritu no cambie según la calidad del objeto. Si vuestro espíritu depende de las cosas, es como si cambiareis de actitud y de lenguaje según la calidad de la persona que os encontráis.
v  Vuestros dispersos sentimientos galopan como un caballo salvaje y vuestras emociones saltan de rama en rama como un mono. Sin embargo, cuando estos fogosos y dispersos pensamientos retroceden y se vuelven sobre sí mismos, aunque no sea más que por un instante, nuestra naturaleza original aparece automáticamente y todas las cosas son iguales y armoniosas. Así es como dirigimos las cosas en lugar de ser dirigidos por ellas. Un espíritu aclarado y tranquilo no es ni tuerto ni ciego y abraza todos los aspectos de la realidad. La hoja de legumbre que tienes en la mano se convierte en el cuerpo sagrado de la última realidad y este cuerpo que tienes en la mano se vuelve simple legumbre. De la práctica de este maravilloso poder de transformación, propia de la actividad del buda, se benefician todos los seres.
v  Por otro lado, no juzguéis las cualidades y los defectos de los miembros de la comunidad y no tengáis en cuenta su ancianidad o su edad. Puesto que ignoráis vuestro propio porvenir, ¿cómo podríais augurar el de los demás? Sí medís las faltas de los demás tomando como norma vuestras propias faltas, ¿cómo no cometeríais errores? Los hombres difieren en edad y facultades, pero son todos iguales sobre la Vía. Por otro lado puede que el que actuó mal ayer, actúe bien hoy. ¿Qué es un santo? ¿Qué es un hombre ordinario? Nadie lo sabe. Se dice en el Zenonshingi que un monje no es ni santo ni hombre ordinario, abraza las diez direcciones. Si estáis firmemente resueltos a no permanecer en la dualidad del bien y del mal entraréis directamente en la Vía de la incomparable sabiduría del despertar, pero si tropezáis en el uno o en el otro no veréis la Vía, incluso aunque esté ante vosotros. Aplicándose en no discriminar es como se alcanza los huesos y la médula de los antiguos maestros. Vosotros, mis hermanos que ejerceréis la función de tenzo en el futuro, realizaréis también el despertar haciendo el mismo esfuerzo. Sabiendo que nuestro gran antepasado Hyakujo Ekai os ha dejado una línea de señales para guiaros en la Vía ¿cómo podríais ignorarlas?
v  En todos los monasterios donde he estado en la gran China de los Song, he observado que los administradores y sus adjuntos eran nombrados para su función por un año. No obstante, en todo momento y bajo toda circunstancia sus comportamientos manifestaban las tres líneas de conducta que se exigen al superior de un monasterio: por un lado trabajan para el bien de los demás, obteniendo así un doble provecho, para ellos mismos y para los demás; por otro, realzan el prestigio del monasterio por la nobleza de su espíritu a semejanza de los antiguos; finalmente rivalizan con los grandes maestros del pasado siguiendo sus pasos y su ejemplo. Sobre esto, quisiera que comprendierais bien que aquel que no tiene en cuenta a los demás es un tonto y que aquel que considera a los demás como a si mismo es un sabio. Antiguamente un maestro dijo:
v  Habéis finalizado dos tercios de vuestra vida,Sin jamás haber hecho brillar la menor parcela de vuestra alma. Insaciables, devoráis vuestra vida corriendo tras futilidades.¿Qué puedo hacer por vosotros, si ni siquiera volvéis la cabeza cuando os llamo?
v  La función de jefe o de responsable cualquiera que sea el dominio de la actividad, incluido el de tenzo, requiere tres cualidades: alegría de vivir, benevolencia y grandeza de espíritu.
v  Alegría de vivir, significa que estáis contentos de hacer vuestro trabajo. Pensad que si hubiérais nacido en el reino de los dioses, seríais acaparados por tantas alegrías y tantos placeres que no tendríais tiempo ni ocasión de suscitar en vosotros el espíritu del despertar y aún menos de practicar; ni siquiera tendríais la oportunidad de preparar la comida que ofrecéis a los Tres Tesoros  ¡y sin embargo son el bien más precioso del Universo! Los Tres Tesoros son incomparables en excelencia, ni el rey de los dioses ni el soberano del mundo se le podrían comparar.
v  No solamente tenéis la suerte de pertenecer a la especie humana sino que además tenéis el honor y el privilegio de alimentar a los Tres Tesoros para el bien de todos los seres. ¿No es un magnífico karma? ¿Cómo no estar totalmente contento? Imaginad que hubierais nacido en otro mundo, como el de los infiernos, o el de los espíritus ávidos, o el de las bestias, o el de los demonios, o en cualquier otra situación, que no os permitiera ver y entender la Vía. Imaginad que incluso habiendo vestido el milagroso hábito del monje, no estéis en estado de preparar correctamente las comidas de los Tres Tesoros, porque vuestro espíritu y vuestro cuerpo, receptáculos de sufrimiento, están entorpecidos por el doloroso destino que os aflige. Ya que esta vida os permite cocinar, sed felices de vivir esta vida y alegráos de ser lo que sois. Redactado en la primavera del año 1237, por el monje Dogen que transmite la ley desde la función de superior del monasterio Kannondôri Kôshôhôrin-ji. Si pensáis que este artículo puede ayudar a alguien, reenvialo mencionando su fuente. Muchas gracias. www.kiai-ac.blogspot.com