Mientras te pongas a meditar para alcanzar un estado de paz interior, seguirás atrapado en la búsqueda. Mientras sigas queriendo despojarte del ego, seguirás atrapado en la búsqueda. Mientras sigas intentando estar presente en el momento, seguirás atrapado en la búsqueda. Mientras sigas intentando convertirte en algo distinto de lo que eres, o incluso mientras intentes ser lo que eres, seguirás atrapado en la búsqueda. Incluso seguirás atrapado en la búsqueda si intentas ponerle fin.
Escucha la melodía sin fin |
¡Tanto intento, tanto esfuerzo! ¿Acaso no es más esfuerzo aún esforzarse tanto por poner fin al esfuerzo? En realidad, esto es lo que se conoce como una situación de “doble vínculo”: mal si haces algo, mal si no haces nada. Entonces ¿Qué hacer cuando no se puede hacer nada? ¡Buena pregunta! Cualquier sugerencia sería una simple forma de mantener viva esa búsqueda. Mientras la mente (y al decir “mente” quiero decir pensamiento) pueda seguir haciendo algo, su continuidad está asegurada. La mente incluso conseguirá mantenerse en pie diciendo: <<¡Pues si no hay nada que yo pueda hacer, dejaré de buscar!>>, y hará intentos desesperados, por abandonar la búsqueda pero, al mismo tiempo, tendrá asegurada su existencia: una persona aislada que intenta abandonar la búsqueda se siente incluso más desesperada, lo cual incita a seguir buscando, como el pez que se muerde la cola.
Por tanto, si no hay nada que puedas hacer ni dejar de hacer ¿qué puedes hacer?
No, no te voy a dar una respuesta. La búsqueda de respuestas a tus preguntas es sólo una búsqueda más.
¿No te das cuenta de que a la mente le encanta hacer preguntas? Porque mientras pueda hacer preguntas tiene asegurada su continuidad: porque existe un concepto de pasado, de futuro, de individualidad, porque hay una persona que es la que hace preguntas y que acabará encontrando respuestas.
¿No crees que si realmente hubiera respuestas ya las habrías encontrado? ¿Acaso no te han dado ya bastantes respuestas? ¿Acaso no tienes las estanterías repletas de libros con respuestas, repletos de ellas?
¿Sabes qué ocurre? Que este hacerse más y más preguntas debe continuar porque la mente deber continuar, no quiere tirar la toalla, no quiere morir. Las respuestas a tus preguntas surgen una y otra vez, pero la mente no puede aceptar que sean reales porque eso aniquilaría las preguntas y, con ellas, a quien se las plantea. El sujeto que se plantea las preguntas nace y muere con ellas. Ambos son interdependientes.
Por tanto la mente debe continuar para poder hacer preguntas y esperar respuestas. ¡Su propia existencia está en juego! ¿Qué respuesta estás esperando? ¿Qué preguntas te estás planteando?
Quizás desenmascares todo esto y empieces a reírte a carcajadas de los tremendos enredos en los que nos metemos al intentar ser libres, al intentar liberarnos. Uno se muere de risa cuando se desenmascara la falsedad de sueño de la individualidad y de la lucha por ser libre, libera mucho buen humor. Toda esa lucha es un sueño maravilloso, un cuento que se está desarrollando en la conciencia, una película fantástica que te entretiene y que te hipnotiza. Es una película que se proyecta sola, exactamente tal y como debe ser.
Por tanto, si no hay nada que puedas hacer ni dejar de hacer ¿qué puedes hacer?
No, no te voy a dar una respuesta. La búsqueda de respuestas a tus preguntas es sólo una búsqueda más.
¿No te das cuenta de que a la mente le encanta hacer preguntas? Porque mientras pueda hacer preguntas tiene asegurada su continuidad: porque existe un concepto de pasado, de futuro, de individualidad, porque hay una persona que es la que hace preguntas y que acabará encontrando respuestas.
¿No crees que si realmente hubiera respuestas ya las habrías encontrado? ¿Acaso no te han dado ya bastantes respuestas? ¿Acaso no tienes las estanterías repletas de libros con respuestas, repletos de ellas?
¿Sabes qué ocurre? Que este hacerse más y más preguntas debe continuar porque la mente deber continuar, no quiere tirar la toalla, no quiere morir. Las respuestas a tus preguntas surgen una y otra vez, pero la mente no puede aceptar que sean reales porque eso aniquilaría las preguntas y, con ellas, a quien se las plantea. El sujeto que se plantea las preguntas nace y muere con ellas. Ambos son interdependientes.
Por tanto la mente debe continuar para poder hacer preguntas y esperar respuestas. ¡Su propia existencia está en juego! ¿Qué respuesta estás esperando? ¿Qué preguntas te estás planteando?
Quizás desenmascares todo esto y empieces a reírte a carcajadas de los tremendos enredos en los que nos metemos al intentar ser libres, al intentar liberarnos. Uno se muere de risa cuando se desenmascara la falsedad de sueño de la individualidad y de la lucha por ser libre, libera mucho buen humor. Toda esa lucha es un sueño maravilloso, un cuento que se está desarrollando en la conciencia, una película fantástica que te entretiene y que te hipnotiza. Es una película que se proyecta sola, exactamente tal y como debe ser.
La causa de todo tu sufrimiento y tu frustración reside en tu convencimiento de que puede interferir en ella de alguna manera. El único sufrimiento es el concepto de opción.Esta noche cuando te acuestes y te quedes dormido, la búsqueda se dormirá contigo. Así de maravillosamente frágil e ilusorio es todo este montaje. Es un sueño maravilloso, un espejismo maravilloso. Todo él es maia*…(salvo), que puedas escuchar la melodía. ¿Podrás?
Ahora, solo óyela