He aprendido muchas cosas del Zen -nos dice el P. Kadowaki, S.J.-, pero una de las más maravillosas es la importancia que tiene el cuerpo en la vida religiosa. Hasta ahora en el cristianismo, ni en la oración, ni en el arrepentimiento ni en la lectura de la Biblia, se ha dado mucho valor al cuerpo. El Zen es lo opuesto a esto, como dice el maestro Zen Dogen en sus Discursos sobre la práctica budista, el cuerpo “es la entrada principal a la verdadera práctica del Zen” y viene a ser la base en el aprendizaje Zen. Es decir, se sienta uno, primeramente tomando una posición correcta, acompasando la respiración y preparando el corazón: así se tiene un camino que va “del cuerpo al corazón”. Podemos decir que cuerpo es la manera como el gyo se realiza en todo el cuerpo. El cristianismo que se desarrolló en Occidente tomó una dirección opuesta a ésta. Primero se piensa con la razón, se forma un juicio, se mueve la voluntad y después para realizarlo, se utiliza el cuerpo. Este es el procedimiento occidental. Podemos decir que un camino que va “de la razón al cuerpo”. Caracterizar de esta manera al Zen y al cristianismo occidental es una simplificación excesiva, pero quizá puede afirmarse a grandes rasgos. Como diremos después, el pensamiento central del cristianismo está profundamente ligado al cuerpo, y es un hecho que éste ha sido apreciado en diferentes aspectos. Sin embargo, podemos decir que mientras el cristianismo se desarrolló en Occidente, no reflexionó sobre el cuerpo y no descubrió que “del cuerpo al corazón” es un excelente camino hacia una profunda experiencia religiosa. El cristianismo, bajo una fuerte influencia del pensamiento griego, se inclinó por el racionalismo y ha progresado por el camino “de la razón al cuerpo”. Podemos decir que allí no existió el pensar del gyo.
El Oriente, por el contrario, se llegó al maravilloso descubrimiento del gyo como método de entrenamiento espiritual. Empezando por el yoga en la India, la posición sentada de meditación en el budismo primitivo, la contemplación en la secta Tendai, los tres secretos en las escuelas esotéricas, la recitación del nombre de Buda Amida de las sectas de la Tierra Pura y en la verdadera secta de la Tierra Pura, el “gran tema” de Nichiren, la purificación en el Shintoísmo, la ascención a la montaña en el Shugendo y otras prácticas, son todas gyo. Fr Kakichi Kadowaki SJ., El Zen y la Biblia.