Por la fe, María acogió la palabra del Ángel y creyó en el anuncio de que sería la Madre de Dios en la obediencia de su entrega. Con gozo y temblor dio a luz a su único hijo, manteniendo intacta su virginidad. Con la misma fe siguió al Señor en su predicación y permaneció con él hasta el Calvario. Con fe, María saboreó los frutos de la resurrección de Jesús y, guardando todos los recuerdos en su corazón, los transmitió a los Doce.
Por la fe, los Apóstoles dejaron todo para seguir al Maestro. Creyeron en las palabras con las que anunciaba el Reino, que está presente y se realiza en su persona . Vivieron en comunión de vida con Jesús, que los instruía con sus enseñanzas. Por la fe, fueron por el mundo entero, siguiendo el mandato de llevar el Evangelio a toda criatura y, sin temor alguno.
Por la fe, los discípulos formaron la primera comunidad reunida en torno a la enseñanza de los Apóstoles, la oración y la celebración de la Eucaristía, poniendo en común todos sus bienes para atender las necesidades de los hermanos. Por la fe, los mártires entregaron su vida como testimonio de la verdad del Evangelio, que los había trasformado y hecho capaces de llegar hasta el mayor don del amor con el perdón de sus perseguidores.
Por la fe, hombres y mujeres han consagrado su vida a Cristo, dejando todo para vivir en la sencillez evangélica la obediencia, la pobreza y la castidad, signos concretos de la espera del Señor que no tarda en llegar. Por la fe, muchos cristianos han promovido acciones en favor de la justicia, para hacer concreta la palabra del Señor, que ha venido a proclamar la liberación de los oprimidos y un año de gracia para todos. Por la fe, hombres y mujeres de toda edad, cuyos nombres están escritos en el libro de la vida, han confesado a lo largo de los siglos la belleza de seguir al Señor Jesús allí donde se les llamaba a dar testimonio.: en la familia, la profesión, la vida pública y el desempeño de los carismas y ministerios que se les confiaban. En definitiva OBRAS, OBRAS, OBRAS!
San Pablo nos recuerda: «Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la mayor de ellas es la caridad». Con palabras aún más fuertes, el apóstol Santiago dice: «¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? Si un hermano o una hermana andan desnudos y faltos de alimento diario y alguno de vosotros les dice: “Id en paz, abrigaos y saciaos”, pero no les da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve? Así es también la fe: si no se tienen obras, está muerta por dentro. Pero alguno dirá: "Tú tienes fe y yo tengo obras, muéstrame esa fe tuya sin las obras, y yo con mis obras te mostraré la fe”».«Si alguno posee bienes de este mundo y, viendo que su hermano padece necesidad, le cierra su corazón, ¿cómo puede permanecer en él el amor a Dios?».San Pablo, por su parte, subraya: «No consiste el Reino de Dios en hablar sino en hacer». Las obras dan la medida de la autenticidad de la vida del hombre, poniendo en evidencia si su fe y su caridad son verdaderas: «Así como del movimiento del cuerpo conocemos su vida, así también conocemos la vida de la fe por las buenas obras.
Por la fe, los Apóstoles dejaron todo para seguir al Maestro. Creyeron en las palabras con las que anunciaba el Reino, que está presente y se realiza en su persona . Vivieron en comunión de vida con Jesús, que los instruía con sus enseñanzas. Por la fe, fueron por el mundo entero, siguiendo el mandato de llevar el Evangelio a toda criatura y, sin temor alguno.
Por la fe, los discípulos formaron la primera comunidad reunida en torno a la enseñanza de los Apóstoles, la oración y la celebración de la Eucaristía, poniendo en común todos sus bienes para atender las necesidades de los hermanos. Por la fe, los mártires entregaron su vida como testimonio de la verdad del Evangelio, que los había trasformado y hecho capaces de llegar hasta el mayor don del amor con el perdón de sus perseguidores.
Por la fe, hombres y mujeres han consagrado su vida a Cristo, dejando todo para vivir en la sencillez evangélica la obediencia, la pobreza y la castidad, signos concretos de la espera del Señor que no tarda en llegar. Por la fe, muchos cristianos han promovido acciones en favor de la justicia, para hacer concreta la palabra del Señor, que ha venido a proclamar la liberación de los oprimidos y un año de gracia para todos. Por la fe, hombres y mujeres de toda edad, cuyos nombres están escritos en el libro de la vida, han confesado a lo largo de los siglos la belleza de seguir al Señor Jesús allí donde se les llamaba a dar testimonio.: en la familia, la profesión, la vida pública y el desempeño de los carismas y ministerios que se les confiaban. En definitiva OBRAS, OBRAS, OBRAS!
Este año, que se nos va ¿que significó esta fe en nosotros? ¿Estuvo como decía San Pablo en la oportunidad para intensificar el testimonio de la caridad?.
San Pablo |
Porque la vida del cuerpo es el alma, por la cual se mueve y siente, y la vida de la fe, la caridad (...). Por lo que, resfriándose la caridad, muere la fe, así como muere el cuerpo apartándose de él el alma» (S. Bernardo, In Octava Paschae, Sermo 2,1).
Como ustedes saben en la Argentina, tanto como en Paraguay, ante tanta pobreza, hay seres increíbles que mueven su fe y las convierten en obras. Este vídeo es el ejemplo más concreto del "hacer".
Si esta información te sirvió, sería bueno que lo reenvíes a quien lo necesite. Manos a la obra!
Este material es en parte extraido de la Convocatoria de Benedicto XVI, al año de la fe, de: http://bibliadenavarra.blogspot.com.ar y de Olga Augent (IEA); quien nos enviara este magnífico material.
Como ustedes saben en la Argentina, tanto como en Paraguay, ante tanta pobreza, hay seres increíbles que mueven su fe y las convierten en obras. Este vídeo es el ejemplo más concreto del "hacer".
Si esta información te sirvió, sería bueno que lo reenvíes a quien lo necesite. Manos a la obra!
Este material es en parte extraido de la Convocatoria de Benedicto XVI, al año de la fe, de: http://bibliadenavarra.blogspot.com.ar y de Olga Augent (IEA); quien nos enviara este magnífico material.